13.6.10

Dos cosas:

1. Mear.

La vejiga llena no sirve para pensar bien.

2. Buscar un mechero.

Un cajón lleno de mecheros y ninguno funciona. El cigarrillo me espera apoyado en el cenicero. Espera su final y casi puedo oírlo palpitar. No hay humo. Creo que va siendo hora de comprar un zippo. Ocultar la basura tras la elegancia del fuego.

La suerte está hoy de mi parte. Mi flamígero amigo hace su aparición por la ventana haciendo añicos los cristales. Algo excesivo para un cigarrillo, pero creo que el capullo que corre despavorido hacia su coche no piensa igual que yo. Me alegro de no haber dormido hoy en casa. Me quito la ropa ensangrentada y cojo mi cigarrillo, la cortina me sirve de encendedor. Una calada. Será mejor salir de aquí.

Me alejo, dejo atrás el edificio y el eco de las sirenas. Un coche frena, abre la puerta, es ella. Todo mi pasado se consume en llamas. Todo, excepto su mirada.

Me acabo el cigarrillo. Me lanza un mechero. Un zippo. Simple, plateado y sin ningún tipo de grabado.

Un cigarrillo. Una calada.

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