24.6.11

Ello, yo, superyo


Hay una gran puerta en nuestra cabeza. Una puerta que solo se abre hacia dentro. Lo que esa puerta guarda es tan peligroso que no tenemos su llave, no podemos mirar por la cerradura. Pero una energía extraña nos atrae hacia ella, y por la noche, al dormir, ese aroma de placer se respira de forma mucho más intensa (véase: soñar, dormir, follar, beber). La puerta guarda el Reino Prohibido que hay dentro de cada uno de vosotros, guarda los pensamientos impuros (véase: infidelidad, sangre, autodestrucción), guarda el instinto asesino. Pero hemos creado un personaje que controla esa puerta (véase: mayordomo, Jesucristo, progenitor), nuestro guardián, nuestro protector, nuestro super héroe. Pero como solo hay un encargado y no hay presupuesto para pagar un turno de noche, la puerta susurra a sus anchas (véase: paranoia, obsesión), gritando en silencio, eyaculando hacia dentro, diciéndo lo que queremos escuchar.

Y si alguna vez la rabia contra el control es tan grande que nos hace quitarle la llave a nuestro guardián, procurad haber consumido una sustancia que os ayude a no pensar las cosas antes de hacerlas (véase: alcohol, marihuana, adrenalina). Por que si no es así, el peso de la llave crecerá al acercaros a la puerta hasta plegaros, de rodillas, cubiertos de vómito. ¿Y por qué? Porque en el fondo, tememos aquello que deseamos. (véase: sexo, muerte, uno mismo)

3 comentarios: