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24.6.14

Natación

Soy una mediocre nadadora,

pero rezumo de ganas de hacer los 100 metros estilos sobre ti

(sobre tu cama).

Ni siquiera tengo un bañador de marca americana

que te enseñe el agujero de mi espalda

y te invite a salpicar.

Mejor, bucearé desnuda.

Viraré en cada poro.

Haré un salto mortal.

Sonará como un SPLASH, mágico y burbujeante

que recuerde a 31 de Diciembre.

Triple tirabuzón de piernas y órganos sexacuaticos en ti.



Una vuelta más.



Más carrera, más rápido, más corrida.

La velocidad salpica y suda

pero no hace opaca la técnica.

Sigue el deslizamiento metro a metro.

Consumiendo el aire a bocanadas,

sonoro como la expiración.

Brazada a brazada ahogándote en mi victoria.

Se han provocado olas en mi calle,

olas de agua que hierve y calienta.

Se ha enrojecido todo menos las esferas de mis ojos.

Al tocar la meta, exhausta y escupiendo agua por boca y nariz

palpé el triunfo.

Me había dado cuenta de que solo competía contra mí.

Preparados, listos… !TÚ¡

16.1.14

HOT KEY

Paseaba los dedos por su vientre como si fueran piernas que andasen. Tenía la cabeza apollada en su pecho para oír su corazón. Trazaba curvas, rectas, líneas paralelas y transversales para averiguar qué efecto tenía. Así fue como descubrió su teclado interno.
Posaba el dedo en su costado durante medio segundo exactamente y le acariciaba la cabeza. Y sonrió. Y después dibujó con el pulgar una curva de treinta grados sobre una zona concreta y la caricia se dirigió en la dirección que deseaba. Y volvió a sonreír.
Besaba tres centímetros exactamente por encima del ombligo y miraba hacia arriba. Unos ojos oscuros y enormes fijos en los suyos generaban en su cabeza una idea materializada como una onda, una vibración maravillosa, tal vez química, en el aire que había inyectado en su cerebro. Una pregunta sin idioma: ¿A qué esperas?