Hay un niño perdido en la calle. Corre de un lado a otro entre las multitudes, pero nadie lo ve, nadie se fija en él. Al principio el niño está contento porque puede hacer lo que quiera, es feliz, o eso cree. Pero poco a poco un sentimiento lo va dominando, y del sentirse invisible nace un sentimiento de soledad. "No es lo mismo que no te vean que no haya nadie para verte, nadie para ver".
El niño llora, llora a mares pero los ejércitos de personas que lo esquivan lo no perciben, porque es un llanto que solo puede oír un oído que tenga sensibilidad para el llanto ajeno. "La gente no oye el llanto de nadie, solo el suyo propio. Nadie puede mirar a la cara a la gente que llora" piensa, "por la misma razón que no se miran a los ojos al hablar, la misma por la que se disculpan por rozar a un desconocido".
El niño, fallidos los intentos de llamar la atención comienza a volcar papeleras y a darle a la gente con la mano, y ahora sí consigue su atención... pero no de la forma que él desea. La gente se arremolina a su alrededor con los ojos encendidos de la ira, otros tristes de piedad, otros desconcertados, otros desaprobando.
Para cuando el niño ha aprendido la lección ya es demasiado tarde "yo no quería la atención de la gente, sino su comprensión". Pero aprende que no podemos crear a la gente, no podemos adaptarla a nosotros. El niño lo acepta y poco a poco va entrando en las multitudes que cubren las calles, que van a ningún sitio, porque en ningún sitio se quedan. Poco a poco, sin darse cuenta, crece y crece hasta convertirse en uno de vosotros
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21.4.11
6.12.10
SMS SOS
Hoy me he despertado en tu cama,
olía a nosotros,
pero un nosotros desgarrado.
Me he despertado y ya no estabas,
te habías ido a La Haya.
En tu lugar encontré un individuo
peculiar, interesante y peligroso.
En su cara puedo ver
que no hace mucho tiempo
fue algo parecido a nosotros,
pero me dijo que ya no quería serlo.
Me dijo que lo habían soltado de una prisión
donde lo tenían preso.
Me dijo que sólo iban a verlo los jueves
por la noche.
Este tipo me asusta, ven por mi por favor.
Él dice que no quiere hacerme daño,
pero está lleno de cicatrices en las muñecas
y me da miedo, porque
no es aburrido,
no es igual que el resto de la gente
es seductor, a pesar su aspecto,
de su forma de hablar,
de su aliento fétido.
Ven por mí,
porque si tardas mucho,
cuando vuelvas,
voy a estar perdido,
y no me vas a encontrar,
porque estaré muriendo, un poco más cada día.
Y puede que,
si no te das prisa,
cuando llegues no quiera tu ayuda,
no quiera días de sol,
ni besos en la mejilla,
ni volver a ser feliz
nunca más
olía a nosotros,
pero un nosotros desgarrado.
Me he despertado y ya no estabas,
te habías ido a La Haya.
En tu lugar encontré un individuo
peculiar, interesante y peligroso.
En su cara puedo ver
que no hace mucho tiempo
fue algo parecido a nosotros,
pero me dijo que ya no quería serlo.
Me dijo que lo habían soltado de una prisión
donde lo tenían preso.
Me dijo que sólo iban a verlo los jueves
por la noche.
Este tipo me asusta, ven por mi por favor.
Él dice que no quiere hacerme daño,
pero está lleno de cicatrices en las muñecas
y me da miedo, porque
no es aburrido,
no es igual que el resto de la gente
es seductor, a pesar su aspecto,
de su forma de hablar,
de su aliento fétido.
Ven por mí,
porque si tardas mucho,
cuando vuelvas,
voy a estar perdido,
y no me vas a encontrar,
porque estaré muriendo, un poco más cada día.
Y puede que,
si no te das prisa,
cuando llegues no quiera tu ayuda,
no quiera días de sol,
ni besos en la mejilla,
ni volver a ser feliz
nunca más
30.10.10
La madre de la bestia
Ya no podía ni salir a la calle. Las miradas se la comían. Veía ojos en los cristales de los escaparates, en la vitrinas, en las botellas del supermercado, en el retrovisor del coche... eso cuando no eran ojos de verdad los que la miraban. Ojos rencorosos de un crimen nunca cometido, de una culpa ajena, pero a la vez muy suya. La mama de Adolf Hitler amó con toda su alma a su pequeño durante toda su vida.
Atrincherada en la frialdad glacial de su apartamento, echaba raíces en el sofá de sky y en la cama de colchón con muelles. Su comida sabía a ceniza, el tabaco ya no la relajaba, su marido y su hija la ignoraban. No tanto por odio, como por estar en el mismo estado pétreo que ella misma. Al fondo del pasillo una puerta cerrada, para siempre. Hasta que muera y su hija venda el piso y el agente inmobiliario la abra para enseñar las vistas de la casa. Hasta que haya una guerra en el país, o una revolución, y un grupo de fanáticos se establezcan en el edificio para sus operaciones miliares. Hasta que una nueva autopista se planee sobre el solar y tengan que echar abajo todo. Hasta entonces la puerta estará cerrada. La puerta a otro mundo. La puerta de la muerte.
Odia los espejos y los rompe. El humo del tabaco amarillea la pared y los muebles. No quiere un LCD así que sigue con la misma televisión en color pero sin mando a distancia. Ya no limpia, ya no cocina, sólo se consume. Nadie entrará por la puerta de esa casa nunca más. La casa del dolor. La casa de la autodestrucción. La casa maldita.
En la tele vuelve a salir el reportaje de su hijo, de su único hijo. La mamá de Ben Laden seguro que aún le quiere. Imágenes de camillas y bomberos. Un cuerpo debajo de una manta térmica. Una mujer gritando, ella misma, más gorda, con más pelo y más rubio, con la piel menos gris. Multitudes, gente del barrio. A decir verdad, nunca hubo tanta gente en el barrio como en aquel día. Todos conmocionados. Un día eres un estudiante que madruga a duras penas para ir a la facultad y al día siguiente vienes cansado de una clase por la tarde cuando el cable del ascensor se parte en la planta 8 sumiéndote en el vacío alumbrado por unas luces amarillentas y lucecitas rojas de los botones del ascensor. Tu ataúd del futuro, tu billete de ida.
La mamá de Musolini estaba orgullosa de él. Pero el reportaje sigue. Ruedas de prensa, policía científica. El chico llevaba 3 kg de cocaína pura en la mochila. Más imágenes. Registros policiales, interrogaciones, indignación pública. Una mesa con las pruebas. 50 kg de cocaína, 30 de hachís, dos botes de Colacao llenos de anfetaminas y una bolsa de basura llena de marihuana. Más imágenes. Entrevistas en la calle, en la facultad, en el colegio de tu hija, en el trajo de tu marido.
Programas de tertulia matutina. El representante del distrito hablando de ti, de tu hijo y de cómo has dejado que se convierta en un monstruo destroza vidas. Habla sobre una persona que se abandona y abandona a los suyos y que miente a sus amigos cuando ellos la apoyan. Habla de que se siente engañado, de que a nadie la gusta llorar por un camello que podría vender droga a los niños. Habla de procesarte, de quitarte a tu hija. Habla de cárcel y de la debilidad del sistema jurídico. Habla de los político pero sobre todo habla de tí. El monstruo que parió a la bestia, que no lo mató a tiempo.
La mamá de Stalin no sabía a quién estaba trayendo al mundo. Sabía que lo quería. Y hubiera sabido que su hijo iba a ser uno de los mayores carniceros de la historia, ¿sabes qué? lo habría querido exactamente igual.
Atrincherada en la frialdad glacial de su apartamento, echaba raíces en el sofá de sky y en la cama de colchón con muelles. Su comida sabía a ceniza, el tabaco ya no la relajaba, su marido y su hija la ignoraban. No tanto por odio, como por estar en el mismo estado pétreo que ella misma. Al fondo del pasillo una puerta cerrada, para siempre. Hasta que muera y su hija venda el piso y el agente inmobiliario la abra para enseñar las vistas de la casa. Hasta que haya una guerra en el país, o una revolución, y un grupo de fanáticos se establezcan en el edificio para sus operaciones miliares. Hasta que una nueva autopista se planee sobre el solar y tengan que echar abajo todo. Hasta entonces la puerta estará cerrada. La puerta a otro mundo. La puerta de la muerte.
Odia los espejos y los rompe. El humo del tabaco amarillea la pared y los muebles. No quiere un LCD así que sigue con la misma televisión en color pero sin mando a distancia. Ya no limpia, ya no cocina, sólo se consume. Nadie entrará por la puerta de esa casa nunca más. La casa del dolor. La casa de la autodestrucción. La casa maldita.
En la tele vuelve a salir el reportaje de su hijo, de su único hijo. La mamá de Ben Laden seguro que aún le quiere. Imágenes de camillas y bomberos. Un cuerpo debajo de una manta térmica. Una mujer gritando, ella misma, más gorda, con más pelo y más rubio, con la piel menos gris. Multitudes, gente del barrio. A decir verdad, nunca hubo tanta gente en el barrio como en aquel día. Todos conmocionados. Un día eres un estudiante que madruga a duras penas para ir a la facultad y al día siguiente vienes cansado de una clase por la tarde cuando el cable del ascensor se parte en la planta 8 sumiéndote en el vacío alumbrado por unas luces amarillentas y lucecitas rojas de los botones del ascensor. Tu ataúd del futuro, tu billete de ida.
La mamá de Musolini estaba orgullosa de él. Pero el reportaje sigue. Ruedas de prensa, policía científica. El chico llevaba 3 kg de cocaína pura en la mochila. Más imágenes. Registros policiales, interrogaciones, indignación pública. Una mesa con las pruebas. 50 kg de cocaína, 30 de hachís, dos botes de Colacao llenos de anfetaminas y una bolsa de basura llena de marihuana. Más imágenes. Entrevistas en la calle, en la facultad, en el colegio de tu hija, en el trajo de tu marido.
Programas de tertulia matutina. El representante del distrito hablando de ti, de tu hijo y de cómo has dejado que se convierta en un monstruo destroza vidas. Habla sobre una persona que se abandona y abandona a los suyos y que miente a sus amigos cuando ellos la apoyan. Habla de que se siente engañado, de que a nadie la gusta llorar por un camello que podría vender droga a los niños. Habla de procesarte, de quitarte a tu hija. Habla de cárcel y de la debilidad del sistema jurídico. Habla de los político pero sobre todo habla de tí. El monstruo que parió a la bestia, que no lo mató a tiempo.
La mamá de Stalin no sabía a quién estaba trayendo al mundo. Sabía que lo quería. Y hubiera sabido que su hijo iba a ser uno de los mayores carniceros de la historia, ¿sabes qué? lo habría querido exactamente igual.
11.5.10
Dèja vu
Aquél día partí, en busca de una ruptura con la rutina, de volver a mis orígenes, al inicio desenfrenado de mi adolescencia solitaria e incomunicada, la cual no pude o no supe aprovechar, ya poco importa....
Las calles de aquel pueblo, el camino hasta su casa, todo tan igual y tan distinto que me hacía sentir escalofríos, simplemente pensé que se me iba a hacer menos duro seguir caminando ignorando el piloto automático que me empujaba hasta su puerta.
Llegué a aquella, mi casa, que me trasladó al pasado, cada detalle, cada imagen, cada acción; todo era exactamente igual que hace 9 años y mis recuerdos empezaron a concordar la similitud, mis sentimientos y preocupaciones tornaron atrás en el tiempo, había dejado allí una vida, había muerto al marchar, no llevé nada conmigo, todo falleció allí y allí aguardaba mi visita....
Ingenua pensé que, como yo, todo habría cambiado y ya nada me afectaría, ingenua, ingenua y tonta de mi, me dije a cada instante que recorría la casa.
En este pasillo deambulaba nerviosa....
En esta cocina merendaba a solas esperando verle esa tarde....
En esta terraza les lloraba a las estrellas, en la oscuridad de la noche...
En este baño encerraba mis lágrimas a la vez que me esforzaba por llamar su atención...
En este salón pasaba el día tirada...
En esta habitación le soñaba junto, sobre, bajo, dentro y fuera de mi...
Pero ya, poco importa, todo quedó en sueño....o tal vez no.
Las calles de aquel pueblo, el camino hasta su casa, todo tan igual y tan distinto que me hacía sentir escalofríos, simplemente pensé que se me iba a hacer menos duro seguir caminando ignorando el piloto automático que me empujaba hasta su puerta.
Llegué a aquella, mi casa, que me trasladó al pasado, cada detalle, cada imagen, cada acción; todo era exactamente igual que hace 9 años y mis recuerdos empezaron a concordar la similitud, mis sentimientos y preocupaciones tornaron atrás en el tiempo, había dejado allí una vida, había muerto al marchar, no llevé nada conmigo, todo falleció allí y allí aguardaba mi visita....
Ingenua pensé que, como yo, todo habría cambiado y ya nada me afectaría, ingenua, ingenua y tonta de mi, me dije a cada instante que recorría la casa.
En este pasillo deambulaba nerviosa....
En esta cocina merendaba a solas esperando verle esa tarde....
En esta terraza les lloraba a las estrellas, en la oscuridad de la noche...
En este baño encerraba mis lágrimas a la vez que me esforzaba por llamar su atención...
En este salón pasaba el día tirada...
En esta habitación le soñaba junto, sobre, bajo, dentro y fuera de mi...
Pero ya, poco importa, todo quedó en sueño....o tal vez no.
10.8.09
Sabe que le queda bien?
-No lo echas de menos?
-El que, el tabaco?
-Si
-No, no tengo mono de tabaco. He estado con gente fuamndome en la cara, y lo he soportado, y gente fumando mietras comia, eso me daba asco antes y ahora tambien...
-Entonces...?
-Es el ritual, es fumar en compañía, es tener una sensación que.... has sabido alguna vez que con toda certeza eso que haces y por lo que todos te odian, acabara mantandote de una forma dolorosa que te hará todavía más daño al ver que los que te rodean sufren más que tu? esa sensación de tirar toda tu vida social por la borda es lo que echo de menos, porque esa situación me da poder, porque el control el poder, y qué hay más poderoso que controlar tu propia vida?
La mayoría de la gente que fuma lo hace por adicción, yo me he demostrado que no, se lo he demostrado a los que me rodean y eso me hace mas mounstruo. El hecho de que fumes por que sí y no por necesidad te convierte en un necio en lugar de un enfermo.
Lo hemos de menos. Mi tabaco era como un brazo, era mi estilo de vida, mi pasaporte para la sociedad. F.U.M.A.D.O.R. Eso significa puertas cerradas en muchos sitios, significa reducir el número de mujeres accesibles, significa vivir siempre solo, significa una tortura china paternal. Lo hecho de menos.
La mayoria de los fumadores, me perdonan la osadía, no conocen al esencia del tabaco tan bien como yo, porque yo he disfrutado del tabaco en todas su formas: en su forma social, sensorial y en su forma poética. Sabina decía que es inhumano escribir sin fumar. No se si es cierto, lo cierto esque no hay nada mas poético, tan absorbente para mi. El fuego me hipnotiza, me hipnotizan las olas cuando llegan hechas espuma a mis pies en el mar, cuando el trigo describe el viento me hipnotizo y cuando juego con la fina arena de las playas me hipnotizo. Sé lo que digo, llebo al hombro los 4 elementos, pero el quinto elemento, mas hipnotizante y poético que los demás, es el humo, no cualquier humo, la elegancia descrita por un cigarro es única, ni siquiera el de la barilla de incienso de tu tia la hippie es siquiera parecido.
Lo hecho de menos, y cuanto!!. Hecho de menos fumar en compañia de la noche en unas horas que siento mías cuando el resto de la ciudad duerme, y en mi pequeña cocina de proletario que cree tener estilo me fumo el último de un perro día como tantos, y el rojo de su fuego me susurra tantas ideas, y el blanco cancer de su humo me grita tanta inspiración. Hecho de menos pelarme de frío bajo un tejado bajo el que apenas quepo con los pies mojados y la cabeza seca y un cigarro entre los labios que guardo celosamente incluso de mis manos, prisioneras del viento, inconscientes de que es más listo que ellas y se me lo quiere fumar.
Hecho de menos fumar con los míos, con ese tipo de persona que aunque no conozcas de nada pareces conocerla de toda la vida cuando la ves sacando un cigarro, de la que puedes adivinar su personalidad según la marca, de la que aprendes más viendo como se lo enciende que hablando con ella... y cuando ese tipo de persona es como tu familia... si llorara se me caeria la vida en agua cara abajo por renegar de lo que he sido delante de los mios y por la necesidad de compartir con ellos lo que esto en teterias, en bares, en la playa, el mi casa, en la suya, en la de aquel, en la facultad, en la biblioteca, y por la calle...
Hace mucho tiempo que me siento vacío, y no me equivoco cuando digo que nada, absolutamente nada me llena, pero tengo el consuelo de haber nacido para fumar, así nací y así moriré, fumador casual, habitual por rachas, quien sabe, lo mismo termino colgado de un puente...
-Disculpe, no le habia odío, estaba encendiendome uno desde el tercer párrafo
-Pues sabe que el cigarro le queda bien?
-El que, el tabaco?
-Si
-No, no tengo mono de tabaco. He estado con gente fuamndome en la cara, y lo he soportado, y gente fumando mietras comia, eso me daba asco antes y ahora tambien...
-Entonces...?
-Es el ritual, es fumar en compañía, es tener una sensación que.... has sabido alguna vez que con toda certeza eso que haces y por lo que todos te odian, acabara mantandote de una forma dolorosa que te hará todavía más daño al ver que los que te rodean sufren más que tu? esa sensación de tirar toda tu vida social por la borda es lo que echo de menos, porque esa situación me da poder, porque el control el poder, y qué hay más poderoso que controlar tu propia vida?
La mayoría de la gente que fuma lo hace por adicción, yo me he demostrado que no, se lo he demostrado a los que me rodean y eso me hace mas mounstruo. El hecho de que fumes por que sí y no por necesidad te convierte en un necio en lugar de un enfermo.
Lo hemos de menos. Mi tabaco era como un brazo, era mi estilo de vida, mi pasaporte para la sociedad. F.U.M.A.D.O.R. Eso significa puertas cerradas en muchos sitios, significa reducir el número de mujeres accesibles, significa vivir siempre solo, significa una tortura china paternal. Lo hecho de menos.
La mayoria de los fumadores, me perdonan la osadía, no conocen al esencia del tabaco tan bien como yo, porque yo he disfrutado del tabaco en todas su formas: en su forma social, sensorial y en su forma poética. Sabina decía que es inhumano escribir sin fumar. No se si es cierto, lo cierto esque no hay nada mas poético, tan absorbente para mi. El fuego me hipnotiza, me hipnotizan las olas cuando llegan hechas espuma a mis pies en el mar, cuando el trigo describe el viento me hipnotizo y cuando juego con la fina arena de las playas me hipnotizo. Sé lo que digo, llebo al hombro los 4 elementos, pero el quinto elemento, mas hipnotizante y poético que los demás, es el humo, no cualquier humo, la elegancia descrita por un cigarro es única, ni siquiera el de la barilla de incienso de tu tia la hippie es siquiera parecido.
Lo hecho de menos, y cuanto!!. Hecho de menos fumar en compañia de la noche en unas horas que siento mías cuando el resto de la ciudad duerme, y en mi pequeña cocina de proletario que cree tener estilo me fumo el último de un perro día como tantos, y el rojo de su fuego me susurra tantas ideas, y el blanco cancer de su humo me grita tanta inspiración. Hecho de menos pelarme de frío bajo un tejado bajo el que apenas quepo con los pies mojados y la cabeza seca y un cigarro entre los labios que guardo celosamente incluso de mis manos, prisioneras del viento, inconscientes de que es más listo que ellas y se me lo quiere fumar.
Hecho de menos fumar con los míos, con ese tipo de persona que aunque no conozcas de nada pareces conocerla de toda la vida cuando la ves sacando un cigarro, de la que puedes adivinar su personalidad según la marca, de la que aprendes más viendo como se lo enciende que hablando con ella... y cuando ese tipo de persona es como tu familia... si llorara se me caeria la vida en agua cara abajo por renegar de lo que he sido delante de los mios y por la necesidad de compartir con ellos lo que esto en teterias, en bares, en la playa, el mi casa, en la suya, en la de aquel, en la facultad, en la biblioteca, y por la calle...
Hace mucho tiempo que me siento vacío, y no me equivoco cuando digo que nada, absolutamente nada me llena, pero tengo el consuelo de haber nacido para fumar, así nací y así moriré, fumador casual, habitual por rachas, quien sabe, lo mismo termino colgado de un puente...
-Disculpe, no le habia odío, estaba encendiendome uno desde el tercer párrafo
-Pues sabe que el cigarro le queda bien?
1.8.09
Pepillo el pelele
Pepillo el pelele, era un payaso de carraca ambulante. Pepillo el pelele, vivia en su mundo de felicidad con sus amigos, los demas peleles, en el que Pepillo el pelele era el encargado de hacer reir a todos, inconsciente de la gente que se agolpaba para ver sus actucaiones. Pepillo el pelele era fantastico, sus amigos lo adoraban y el público más aún, aunque Pepillo el pelele no era consciente de ello, dentro del teatrill oque estaba dentro del cambalache que estaba dentro de la carraca se sentía seguro.
Pepillo el pelele dormia dentro de una caja de zapatos viejísima, y al despertar ya estaba en su teatrillo con sus amigos. Pepillo el pelele era un maestro de las caidas, se podia caer perfectamente en la misma piedra una y otra vez y se reia cada vez mas con sus amigos, pero su risa erauna risa sana, se reia con ellos. Sus papeles, sorprendentemente eran serios: Pepillo el pelele en el amante patoso, Pepillo el pelele como presidente del govierno, Pepillo el pelele tributo a Charlot... sin embargo tarde o temprano la responsabilidad o el honor de su personaje se desvanecia entre caidas, porrazos y carcajadas.
Un mal dia de sol radiante y cielo celeste la caravana llegó a cierto pueblo, y en medio de la esperada representacion de Pepillo el pelele felizmente casado, el teatrillo fue asaltado por unos agentes de la ley del vino, porque de vino iban hasta arriba, pidiendo una caida de Pepillo el pelele cuando todavia no era el momento. En su enfado, los borrachos emprendieron a golpes con el cambalache, tirando sus 3 paredes de carton.
Pepillo el pelele se vio fuera de su entorno, y dos lagrimas de madera bajaban por su cara de payaso. Habia gente ahi fuera, y lo estaban viendo, lo veian mofarse de si mismo, nunca habia reparado en ellos, siempre veia sombras quietas, pero para el eran parte del decorado de su vida. De pronto Pepillo el pelele tropezo con un trozo de madera y retumbo en el suelo, no se hizo daño, era de madera, pero Pepillo el pelele hubiera preferido cualquier dolor en su cuerpo antes que el que tenia en su barnizado corazon... la gente se reia a carcajadas, los borrachos se caian de risa, y los niños lo señalaban. Empezaron a pedir otra caida, otro golpe, otra carcajada, mientras Pepillo el pelele no podia parar de llorar. Se quedo quieto en el suelo hecho un pequeño ovillo de madera de madera barata. Los borrachos lo cogieron y lo zarandearon y la gente se volvio a reir y el no paraba de llorar. Lo lanzaron al aire y lo dejaron caeral suelo lleno de barro, a el no le dolia, pero no podia para de llorar. Cuando se aburrieron , se fueron todos en tromba a otra caseta de la feria y lo pisotearon como si fuera una parte mas de ese recubrimiento de hojas, ramas, arena, barro y polvo que no es suelo pero que forma parte de el, y alli lo dejaron, con sus piernecitas rotas, con su rariz partida, sin dolor, pero sin parar de llorar
Pepillo el pelele dormia dentro de una caja de zapatos viejísima, y al despertar ya estaba en su teatrillo con sus amigos. Pepillo el pelele era un maestro de las caidas, se podia caer perfectamente en la misma piedra una y otra vez y se reia cada vez mas con sus amigos, pero su risa erauna risa sana, se reia con ellos. Sus papeles, sorprendentemente eran serios: Pepillo el pelele en el amante patoso, Pepillo el pelele como presidente del govierno, Pepillo el pelele tributo a Charlot... sin embargo tarde o temprano la responsabilidad o el honor de su personaje se desvanecia entre caidas, porrazos y carcajadas.
Un mal dia de sol radiante y cielo celeste la caravana llegó a cierto pueblo, y en medio de la esperada representacion de Pepillo el pelele felizmente casado, el teatrillo fue asaltado por unos agentes de la ley del vino, porque de vino iban hasta arriba, pidiendo una caida de Pepillo el pelele cuando todavia no era el momento. En su enfado, los borrachos emprendieron a golpes con el cambalache, tirando sus 3 paredes de carton.
Pepillo el pelele se vio fuera de su entorno, y dos lagrimas de madera bajaban por su cara de payaso. Habia gente ahi fuera, y lo estaban viendo, lo veian mofarse de si mismo, nunca habia reparado en ellos, siempre veia sombras quietas, pero para el eran parte del decorado de su vida. De pronto Pepillo el pelele tropezo con un trozo de madera y retumbo en el suelo, no se hizo daño, era de madera, pero Pepillo el pelele hubiera preferido cualquier dolor en su cuerpo antes que el que tenia en su barnizado corazon... la gente se reia a carcajadas, los borrachos se caian de risa, y los niños lo señalaban. Empezaron a pedir otra caida, otro golpe, otra carcajada, mientras Pepillo el pelele no podia parar de llorar. Se quedo quieto en el suelo hecho un pequeño ovillo de madera de madera barata. Los borrachos lo cogieron y lo zarandearon y la gente se volvio a reir y el no paraba de llorar. Lo lanzaron al aire y lo dejaron caeral suelo lleno de barro, a el no le dolia, pero no podia para de llorar. Cuando se aburrieron , se fueron todos en tromba a otra caseta de la feria y lo pisotearon como si fuera una parte mas de ese recubrimiento de hojas, ramas, arena, barro y polvo que no es suelo pero que forma parte de el, y alli lo dejaron, con sus piernecitas rotas, con su rariz partida, sin dolor, pero sin parar de llorar
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