21.4.11

Así mueren los héroes

Hay un niño perdido en la calle. Corre de un lado a otro entre las multitudes, pero nadie lo ve, nadie se fija en él. Al principio el niño está contento porque puede hacer lo que quiera, es feliz, o eso cree. Pero poco a poco un sentimiento lo va dominando, y del sentirse invisible nace un sentimiento de soledad. "No es lo mismo que no te vean que no haya nadie para verte, nadie para ver".

El niño llora, llora a mares pero los ejércitos de personas que lo esquivan lo no perciben, porque es un llanto que solo puede oír un oído que tenga sensibilidad para el llanto ajeno. "La gente no oye el llanto de nadie, solo el suyo propio. Nadie puede mirar a la cara a la gente que llora" piensa, "por la misma razón que no se miran a los ojos al hablar, la misma por la que se disculpan por rozar a un desconocido".

El niño, fallidos los intentos de llamar la atención comienza a volcar papeleras y a darle a la gente con la mano, y ahora sí consigue su atención... pero no de la forma que él desea. La gente se arremolina a su alrededor con los ojos encendidos de la ira, otros tristes de piedad, otros desconcertados, otros desaprobando.

Para cuando el niño ha aprendido la lección ya es demasiado tarde "yo no quería la atención de la gente, sino su comprensión". Pero aprende que no podemos crear a la gente, no podemos adaptarla a nosotros. El niño lo acepta y poco a poco va entrando en las multitudes que cubren las calles, que van a ningún sitio, porque en ningún sitio se quedan. Poco a poco, sin darse cuenta, crece y crece hasta convertirse en uno de vosotros

2 comentarios:

  1. El mundo de los mayores no está hecho para nosotros... Debemos ser más niños cuanto más crecemos... Ser niños nos hace libres, desterramos las imposiciones sociales que nos obligan a vivir como no queremos vivir

    ResponderEliminar
  2. Me encanta, no hay verdad mejor escrita :D

    ResponderEliminar