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5.12.15

El perdón de los Ducados


Perdónanos, señor,
porque en la ausencia de tu luz
terminamos adorando al humo.

Como chamanes, renegados,
la vuelta al fuego del pecado,
de un pecado más allá de tus textos,
de tus prohibiciones.

Tan lejos parece de tus palabras
que se me antoja maquinado por tí.

Y si tú, que en tu infinita sabiduría
pusiste en mí ojos para ver a la candela
¿quién soy yo para cerrarlos?

¿Acaso estoy solo?
¿Acaso nadie lo ve?

No, somos millones.

Perdónanos, señor, por adorar
falsos ídolos que nos dibujan,
en su baile,
algo parecido a la sombra de duda
que siempre has venido a proyectar
sobre nosotros.

Y en el misterio tu burla,
y en la forma tu abstracción.

Los exfumadores peleando por el renglón
que es más cierto que el resto de ellos.
Tus palabras dispensadas por camellos,
ceniceros los cuerpos, al final, pero libres.

¡Qué terrible lo que dijeran
para invocar de esta manera tu venganza!
La libertad, de la vida, incompatible.
Así nos hiciste.

Perdónanos, señor, perdónanos,
ahora que la luna nos desnuda
y el humo nos viste.

…¿Fuego?

11.8.15

Seguramente nunca iría a ver
aquellas ruinas que un ruín o inocente trastorista
se llevó por delante arando.
Pero me jode.

El expolio del pasado me jode.
Pero solo es el enfado de la humanidad.
Como humano, me ofende.
Soy un humano jodido por la humanidad.
Vale, eso me cuadra más.
Gracias, humanidad, porque siendo parte de tí
puedo sentir las guerras, los desahucios,
y la crueldad de aquel tipo que ahorcaba galgos.
Cuánto duele ser humano y qué poco gusta,
qué poco da, con lo que dan los animales…
Más aún, me da más mi parte animal
que mi parte humana. Qué más da.
Te quiero, humanidad.

Te quiero buena y mala,
te quiero naciendo y matando,
te quiero sobria, te quiero borracha,
quiero tu cabellera, con mi hacha humana.

Te quiero pobre y rica,
te quiero, de forma desigual,
te quiero en palacios, te quiero en ruinas,
te quiero imperial, te quiero nómada.

Te quiero guapa y fea,
te quiero desnuda y vestida,
te quiero con látex, te quiero dormida.
Pero sobre todo te quiero libre.

5.7.15

Reflejos lógicos de lo despavorido

Qué curioso,
el cambio en el camino
de la tela a la arena besada por Dios.

Más bien parece
que el calor activa todo el cuerpo
por reflexológicos motivos.

Reflejos lógicos de lo despavorido.

Y avanzamos como judíos
durante 40 años,
a través del desierto,
buscando lo prometido.

El agua, el respiro,
quedan lejos. Y del dolor
tuvimos que hacer paciencia.

Pero tras el fuego,
más escollos para saldar la deuda.
Piedras como carbones, la barbacoa.
Y tras las piedras la vida nueva.

Y es entonces cuando entiendes
que la vida te ha preparado para ese momento
te ha sometido a su calor,
te ha introducido en su rebaño,
ha tomado tu voluntad
hasta el punto de aborrecer ser, estar y parecer…
pero ahora eres más que nunca,
más que nadie, y sin necesitar parecer.
estás.

Aprendes que estás más que todas las piedras,
que todos los mundos y todos los dioses.
Asimilas tu lugar en el compendio cósmico
y te vuelves ajeno, externo a la materia.

Muerto tu cuerpo,
tu alma llega por fin al beso de la vida,
la misma espuma que vio nacer a Afrodita,
y el tacto hormiguea piernas arriba
buscando tu corazón,
esponja vacía.

21.6.15

De mis comas, mis biblias


A veces casi siempre,
me dejo dominar por todo tipo de voces,
tipos de hombres diferentes a mí.

 ¡Ay de tí, de tu atolondrada oreja!
que con recatada pleitesía respeta la presencia
del fonema.

Del verbo en la carne de aire.

Me dijeron
¿Y si a los animales no les hace falta hablar?
¿Y si somos animales atrofiados, atrapados
en un hermosa torre de Babel?

De seguro nos mirarían impávidos,
comprensivos, compadecidos del pequeño tótem
que tenemos dentro,
alrededor del cual no bailamos.

Bailamos la lengua y las manos.
Viento soprano.
¿Qué es la música sino la máxima expresión
de lo inexpresado?
Torpe acercamiento, pensarán los perros.
Pues ya conocen todas las melodías del mundo
y más.

Por eso observo.
Y cuando hablo todo carece de sentido.
Es mi batalla contra la lengua, contra el lenguaje.
Músculo y disciplina, la lengua y el lenguaje.

En lo dicho, cadenas.
En lo callado, victoria.

De mis comas, mis biblias,
mis penas, mis glorias.

31.5.15

Después de la tormenta


Despertar número 3 de 5




Después de la tormenta
las grietas siguen sin tener fondo,
pues se tragan el Diluvio Universal,
así, sin más.

Quedan como reflejo de lo que tuvimos que hacer
para salvar al mundo.

Me despierto náufrago
en un océano de sábanas.
Tal vez más recuerdo que real, soy,
petrificado,
de la marea que dejamos crecer,
mirando el beso de la Luna
a su novia la Tierra.

Anoche dioses,
enormes en tamaño,
bebiendo ríos, quemando bosques,
alimentando el séptimo chacra
íbamos.
¡Ay, de nos!

El dolor que anoche fue combustible,
hoy es deuda.
Y como dioses nos perdimos,
como profetas en desiertos,
como intrépidos en el océano,
para volver al estado dador
de la vida.

La regeneración pura
de la divinidad curativa
en cada gesto atolondrado.
Derramado el café, da igual.
Comprender, expandir, solapar
y volver a empezar,
cada mañana
después de la tormenta.

5.5.15

Ventisquero


La casa quieta.
La casa aprieta,
hasta que las ventanas silvan.

El viento se mete por las rendijas,
como yo. Qué cabrón.

Se mete debajo del edredón
y yo desnudo, como tu,
empiezo a pensar en ropa.

Y me subo al lomo de este fantasma,
de esta presencia líquida e incorpórea
que me lleva lejos, sin moverme del sitio,
hacia el futuro.

O también hacia el pasado, da igual,
en cualquier caso, si al viento hay algo que no le gusta
es el ahora.

Pienso - Y si yo fuera agua,
¿acaso no me derramaría sobre tus laderas?
Entonces dime, - me dijo el ventisquero
¿a qué esperas?

8.3.15

Primer y segundo alfiler


6 alfileres para mi muñeco vudú
6 malas costumbres

Primer alfiler. El pie izquierdo
La mala costumbre de buscar la mala suerte.


Al alfa del día,
al alba,
levanta el alma
y cómo pincha el demonio
de la luz.

Hacer camino de madera con la cruz
ya no parece buena idea.
Me timaron de mala manera,
me dejé timar.

Mea culpa.
Puta vida sin pulpa
deja el caldo pa’ los ricos,
pa’ mi la broza.

El reflejo en el espejo está ca’ día peor,
porque ni de eso tengo tiempo,
de morirme tranquilo,
de vivir con sigilo y dignidad.

y esta prisa que me mata,
que me pasa factura por lo que pierdo

la primera aguja de mi muñeco vudú
clavada en el pié izquierdo.



Segundo alfiler. Los cojones.
La mala costumbre de los cajones llenos.


El trance me saca el alma del cuerpo
y la devuelve a su lugar en menos de un parpadeo.
Ebrio de descontrol encarcelado.

Como un inmenso corazón latiendo,
expulsando el alma y volviéndola a bombear.

No hay ninguna fiera entre barrotes.
Son ellos, los barrotes,
los que con fiereza me asfixian a mí.

Y yo desnudo y ciego,
con los ojos en blanco,
dentro de mi alter ego,
enemigo descarnado

si no blasfemé contra el cielo
no hay delito, no hay pecado.

Pero la faena pa mí se queda, Dios me perdone.
Pero si me pillan los tios,
seguro que no me miran los cojones.

16.2.15

Cadaver Exquisito.

¡Qué felices seríamos todos
si el resplandor interior que envuelve tu capa
cubriera mis hombros! ¡Mis penas cubriera!

!Qué felices correríamos!
¿Qué diríamos?
Qué manera de entender la Literatura
entre el gentío de las calles
Que se callen los que no dejan hablar
y que hablen los árboles y los gatos
-en los balcones-
y las canciones de angustias.

Y el viernes de Dolores.
Tempranas mañanas de invierno.
Doradas tardes contigo.
De trigo, mirra y espinas
te voy a hacer una rima.

De amianto el camino.
De madera el sino,
para tallarlo, noble corteza el roble
que lleva al destino.
Porque crece junto al sendero.
A la sombra de los cerros
por los que hay que pasar, crece
entre naranjos y limones
el Roble del destino,
la madera de mi barca y mi guitarra.

Rafa Fields y Bill Bones

3.2.15

Un planeta enfrente del mar


El promontorio de césped y palmeras
se yergue majestuoso sobre la arena
de enero.

La Misericordia respira un aire gélido,
carente de palabras. Hoy no se deja traducir.

Yo aquí, sentado entre un sol de justicia
y un frío de castigo disueltos en el café de un domingo
por la mañana.

La mar tiene ganas, como siempre,
¡qué le gusta que me meta en ella!
y cómo sabe hacerme ojitos.

Y detrás, la barrera, la linde
entre mi monte y la ciudad barriera.

Arme ojitos,
que me quedo ara mismo en pelotas
y veremos a ver si la carne flota
cuando me meta despacito

Shhhhhh.

Buceando,
construyendo castillos en el fondo.
Y palabras evolucionadas a diptongos
como el canto de las ballenas.

¡Ay! que pena más grande.
¿Pena de qué? - pregunta.

De que me falte el aire.

24.1.15

¿Acaso no es ahora?



El ocaso de la certeza
avanza.

La pregunta reconducida,
de mis oídos a tus labios,
¿acaso no es ahora?

¿Acaso aminora
el devenir de la embestida,
acaso acelera?

Maldito universo de vibraciones
y frecuencias,
me llamas libre a voz en grito
y sin embargo, me conduces
a la rutina del movimiento.

Mientras mi mente muere
tendiendo a la perfección infinita,
mi alma nace y renace tras morir
transmutando el dolor
entre tus piernas alquímicas.

Pero solo al ritmo y la frecuencia
le debo la magia, como la música.

Y mientras nuestra sangre baila
al ritmo de los tambores, como Azathoth,
la quintaesencia que llevamos dentro mengua
hasta reducirse a un espectador
en la formación del mundo.

Y no es capaz de comprender el mundo,
el que hemos de generar,
tu y yo, colisionando como galaxias.

 ¿Acaso no es ahora? - se pregunta.

¿Acaso ha sido nunca?

10.1.15

El Terror de las máquinas



Todo empezó cuando abrió aquel archivo torrent. ¿Por qué lo he hecho?

Elisa pasó aquella noche en vela sin una película con la que dormirse, intentando calcular cuánto le iba a costar la bromita de arreglar su viejo portátil. A la mañana siguiente algún alma cándida de su muro contestó a su pública petición de socorro, y le recomendó una empresa online de servicio técnico doméstico a distancia. Sus precios eran realistas para su ajustado presupuesto, así que no se molestó en buscar nada mejor. Al fin y al cabo, se decía para consolarse, era una herramienta de trabajo.

El técnico que le atendió por Skype le hizo la batería de preguntas ordinarias para gente básica, cosa que a Elisa no se gustó demasiado. El ordenador arrancaba perfectamente, pero al lanzar el navegador, la pantalla comenzaba a producir ruido en la pantalla, llenando su maravillosa y limpia interfaz de una mácula translúcida de píxeles locos y cambiantes. Era como si una peste carcomiera su paraíso digital y perfecto. Tras reconocer su inhabilidad para enfrentarse al problema, una vez que Elisa le mostró lo que pasaba en una pantalla compartida, la puso a la espera. Al instante la voz había cambiado, un experto de rango superior había venido a atender el problema personalmente.

El técnico le envió un instalador de TeamViewer y le dijo que lo ejecutara. 2 minutos después, Elisa notó que perdía el control del ratón y el teclado. Por Skype la voz del tipo, que era mucho más serio que el anterior, le advirtió de que iba a utilizar un software delicado para tratar el problema, el cual era extremadamente peligroso para los monitores. Le prohibió terminantemente que encendiera la pantalla, que debía utilizar el botón manual para apagarla del todo y no encenderla hasta que él se lo dijese.

13.12.14

Cal y sudor


Cal y sudor.
Tan blanca, tan pura
bajo el sol.

Fulgor.
Perdón del dador
del pecado.

La pena de Adán
revivida
en la frente.

Terrible mezcla
de culpa
y pureza.

Yo te miro,
de frente,
tu me dejas.

Sobre la ceja
escueces
si te mezclas.

Y eres una
siendo ambas.

Nitroglicerina al roce
de mi mano
con la carne de mi cuerpo.

Fuego.
Cómo quema.
Qué te queda?
Cómo dejas que esto pase?

Ciego.
De tu pena
mi lexema
penitencia en otra fase.

24.10.14

Dos Chemtrails

Vamos como dos chemtrails
tizando el cielo azul.
Pintando de blanco la pulcritud
vamos

rizando el rizo en línea recta,
cuando dos veces más
es menos.

Arriba es abajo
y las macroestructuras del universo
repiten la forma de la microestructuras
que las componen.

Y las moléculas de los aviones
se funden con la vida, ajenos a nosotros
en nuestro vuelo
sin saber que están haciendo un daño irreparable.

Pero ¿Qué sabe el plomo del aire?
¿Qué sabe nadie?
Niño plomo de pataletas y rebujinas
ante las que nadie mira.
Pero yo lo entiendo porque sale de mí
porque yo lo he pario,
porque mi niño nama quiere ser oxígeno
y saber dar vida a las cosas.

Pero hasta los metales tienen barrios ricos,
y hasta esos ricos lloran
cuando el plomo
 corto de miras y largo de horas
asfixia a la vida solo por querer
enguruñarse con ella.

Y nosotros en las estrellas
con trayectorias perpendiculares
con una sola oportunidad de bailar.

Y allá van.
Los hijos la tinta
de aquella línea recta de amor
que te regalé cuando te vi.
Porque el más intenso de los amores
no deja huella
salvo la devastación lenta y dolorosa
de allí por donde pasamos
en nuestra salvaje carrera
por vernos por primera y última vez.

13.10.14

Cadalso


Le dio una patada a la puerta y la hizo añicos. Tras ella, solo una oscuridad apuñalada por una lámpara parpadeante muy al fondo. Avanzó por el corredor mientras sus pisadas hacían crujir el suelo, formado por cristales, escombros y huesos pequeños, ratas tal vez. Bajo la luz del foco, una mesa y tras la mesa una silueta encorvada hacia delante, como dormida.

Tras unos minutos gritándole, la figura pareció reaccionar, en ese momento la encañonó por la misma razón que no quiso ni tocarla ni rodear la mesa para despertarla: si era Cadalso, posiblemente fuera una trampa.

- ¿Dónde está Cadalso?... ¡Eh, tú! RESPONDE… ¡contéstame! - Tras dar un puñetazo bestial en la mesa la figura reaccionó violentamente y levantó la cabeza. Pudo ver unos ojos llenos de lágrimas bajo la luz, pero la boca la tenía tapada por una larga tela negra que le llegaba hasta el pecho. ¿Sería una víctima? No podía saberlo y por lo tanto no podía confiarse. Hasta que habló…

- Cadalso se ha ido - dijo susurrante con un tono que le helaba la sangre - Por favor, desátame…

¿Una víctima viva de Cadalso? Eso era menos de fiar todavía. Podría haberle implantado una bomba en el cuerpo y ni él lo sabría… espera… él? Cuando volvió a mirar a la luz estaba llorando y nada se parecía más al llanto de una mujer que el llanto de una mujer.

- Por favor - volvió a susurrar. Su voz sonaba amortiguada por el corredor vacío a pesar de que fuera poco más que un susurro, pero no bajó el arma hasta minutos después. La mirada de aquella chica era urgente, muchísimo, pero ese era el juego de Cadalso. Se debatió unos minutos que parecieron años entre la ética y el deber. Humano corazón el suyo. Rodeó la mesa y bajo la chica había un gran charco de sangre, tras verlo la miró y la notó más lívida que al despertarse… aquello no pintaba bien. La vida de aquella niña se iba.

Intentó quitarle el trapo de la boca para entenderla mejor y notó que estaba húmedo. Se miró los dedos manchados de rojo temiendo lo peor. La chica no paraba de llorar, pero cada vez más despacio, como volviendo a dormirse. Mala señal. Sacó un cuchillo y cortó el nudo del pañuelo en la nuca. Cuando la tela cayó a plomo por el peso de la sangre dejó al descubierto la broma.
La chica tenía amputada la mandíbula y parte del cuello. La lengua era una serpiente rosada colgando muerta.

En ese mismo momento la impresión lo hizo lanzarse de espaldas hacia atrás, como en un acto reflejo, aterrorizado. Cuando miró a la chica a los ojos, vio un terror renovado en su expresión de desesperanza, empezó a saltar en la silla amarrada, a llorar más, intentó tirarse al suelo y por último emitió un sonido por la garganta entre la tos y el eructo cuando Cadalso apareció de las sombras y lo agarró por la espalda.

- Hijo de p… - intentó decir. Pero en lugar de eso oyó la muerte de sus propias palabras en su propia sangre, el reflejo de la lámpara en la navaja lo deslumbró por un segundo. Todo empezaba a calmarse cuando una voz dulce y fría empezó a recitar a  Baudelaire.

“¡No me mires así, tú, mi pensamiento!
¡Tú a la que yo amo eternamente, mi hermana dilecta,
Aunque tú fueras una acechanza predispuesta
Y el comienzo de mi perdición!"

Delfina, sacudiendo su melena trágica,
Y como pisoteando sobre el trípode de hierro,
La mirada fatal, respondió con voz despótica:
—"Entonces, ¿quién, ante el amor, osa hablar del infierno?”

21.9.14

La Corte' los Milagros

Ayes de aquellos
que como nosotros van buscando
el mínimo encuentro.

Enésimo intento
de dispersión, de fusión con el todo.
separando la tierra y el agua en el lodo.

Te escupo en las manos,
te beso los codos,
te llamo hermano,
te mato,
y le echo la culpa al oro.

Los ayes de los perdidos
más benditos que malditos
de evitar la senda de Dios.

Tetrabrik en el calvario,
en la orillas de un Gangesh
donde todo lo que fuimos,
todo lo que tuvimos
revive.

La corte de los milagros.
Todos ellos nos miran como
si no supiéramos lo que es el hambre.
Y a estas alturas nada me avergüenza más,
porque hambre que espera hartura
no es hambre ninguna,

hija puta esta infección de saciedad.
Cuando como te pienso y me follas,
cuando follo te pienso y me comes
por dentro
¿qué es esto?
y sobre todo
por qué no puedo llenarlo?

El saco del esclavo que
se piensa dueño del mundo
y su libertad se limita a consumirlo.


Y tras su química digestión
la mierda elaborada en entrañas infernales
nos gusta tanto que con ella
hemos de pegar el papel de las paredes.

Pero la peste se mueve
hasta las fauces de la bestia y
aquel ser divino con que nos vestimos
cae del teatro del cielo como un ángel negro.

Ya no nos gusta el papel de las paredes,
ahora la moda es lo crudo.
Y arrancando los últimos vestigios
de lo que alguna vez fue remotamente parecido
al mundo en que vivimos,
dejamos la mierda al aire.

Ahora,
solo las ascuas del papel tras el incendio
como impresas en negativo
sobre la mierda elaborada
de habernos comido el mundo.

9.9.14

Asauras

Poetas detras
de ventanas indiscretas
esperan
a que paseis.

Y todos pasais.

Y con la mirada en llamas
pero oculta,
tras una catarata de lágrimas,
un iris y una pupila,
afilan sus colmillos
para vuestros cuellos.

Creedme cuando os digo
que todos ellos
matarían por vuestra sangre.
Puede que hasta os maten
a vosotros, de vez en cuando.

Porque el hambre
de un poeta encavernado
dista mucho de ser calmado
ni calmable.

Y vuestros artemas ahí,
libres, emanando de vuestro cuerpo
esperando a ser devorados
por nosotros.

Os matamos en sueños.
Os soñamos despiertos
despertándoos sentimientos
para engullirlos.

Os sacamos los adentros
y no os dais ni cuenta.
Os limpiamos la mierda de las entrañas
escatológicamente deliciosa.

Ebrios de las lágrimas
que celosamente guardáis,
vamos,
pero siempre volvemos.
Mis ojos caníbales,
mis manos de hierro
cubiertas,
y menos mal.

Porque ay de vosotros
el dia que los poetas
de las cavernas
salgan

y sus manos,
libres,
acaricien vuestro ser
por completo.

Ay de vosotros ese día.
Porque al sepelio de vuestra voluntad
el placer y el dolor irán de luto,
pero blanco, con camisa de fuerza,
de no saber si son
la misma persona.

22.8.14

Vino dulce, galletas saladas



Tomad y comed todos de él,
porque esta es la carne de mi carne,
la carne del mar y de la tierra,
la canción perfecta
el último baile.

Tomad y bebed y beberéis aire,
la sangre de mi sangre,
en venas bodegas,
la noche en vela, sin hambre.

Piel morena de pan suave
como seca al sol de la vendetta.
la malagueta cubre su siesta
de sal en grano de puño.

Sagrado grano de sabor puro,
níveo abrazo de Neptuno,
tú que nos viniste a catalizar
¿dónde estás ahora?
Tal vez en el agua traidora
la que nos flota, la que nos sazona,
la que nos tuesta, la que nos engancha.

El ser de mi sangre,
desplegado en líquido, el estado material divino.

Y yo soy Dios porque soy agua,
y cuando muera me derramaré
para estar en todas partes.

Comer de la tierra, beberte su sangre.
Vinimos, vimos y bebimos de la sangre de los hijos
dormidos en racimos.
Ay que pena de vino.
¿Qué dios no tramaría maldición
sobre semejante néctar de muerte?

¿Cómo no vamos a beber pa ver?

Con los ojos prestados y el corazón firme,
animales libres solo superiores
matar y comer y sumar y seguir
y aplastar la ortiga,
y plantar las flores.

Nosotros
errados constructores de un mundo perfecto
¿como no vamos a profanar el templo de la vida?

Esta noche, la sangre de la tierra grita
desde mi vaso
¿por qué me haces esto?

Y yo endemoniao,
le detesto.

13.8.14

No sé esperar



No sé esperar.
No puedo quedarme quieto
esperando lo irremisible.


Ni siquiera lo predecible
me da esperanzas
de tranquilidad.


La humanidad me anula, me abruma,
cuando me rodea caótica
y efervescente.


Será por eso que no sé esperar.


Veo miradas, toco manos,
delitos e instrumentos de pecado conectados,
pero al final, todos se disculpan.


Esperar es la pleitesía al tiempo
que nos quema como Nero, por un bolero,
vaya trato, pero aún así lo firmamos
siguiendo vivos.


Esperar, esperar, esperar…
Esperar es no tener lo que es tuyo,
por una mísera cuestión de tiempo.
Esperar es estar perdido,
náufrago de la sociedad.
Míralos como se mueven,
mírate a tí mismo
como te mueres
esperando.

Porque esperar es asumir lo que viene,
sin más defensa posible que lo puesto,
porque nadie espera preparado
para lo que tiene, en futuro, y no conoce.


Y tú, tal vez más consciente que el resto
conviertes en humo las imágenes
y en ceniza cualquier tacto.


Porque solo hay un Dios lineal,
y asumes que tras la espera la entropía
te espera, y te la estás buscando…


¿Qué harás
cuando asumas
que todos los caminos
llevan al mar?

8.8.14

No hay poeta libre

No hay poeta libre,
no hay alma que sin cadenas pueda
arrastrar las piedras
que luego tire.

Guijarros en su origen,
beben de la mierda del camino y crecen.
Y pesan.

Como un beso de polvo y tierra
del polvo original, de la tierra pecadora,
mitad animal, quizás, mitad flora.

¿No es irónico pensar
que la libertad vive en las cuerdas
que nos atan a escollo del camino?

¿De qué huyes, poeta?
¿Qué es eso que te persigue
y que vomitas sobre nosotros?

¿Acaso preso de una mirada
o de un monstruo derramas lágrimas
por dentro?

Que cierto aquel refrán,
en el que ciento volando van y a tí
no te basta con uno en mano.

Tal vez porque más planta que humano
estás preparado para crecer
todo lo posible.

Tal vez el arte sea una fotosíntesis pasajera,
heredera de la vida perfecta en quietud total,
y de la armonía,

pero presos en carne que come carne,
de la agonía de matar para vivir
todos los días
las cadenas que peritan tu tierra
se van metiendo en tus raíces,
por el bien del procomún.
Y tú, poeta, ahí amarrado soñando
con tocar, con chupar, con fusionarte con la tierra,
con abrazar al viento.

Pero no, poeta,
la enfermedad que tienes no se cura.
Estirándote en una maceta cada vez más reducida.

Cuidado, poeta,
porque la luz que buscas entre las sombras
es efímera, y es ahí, poeta,
donde tu mitad vegetal se queda quieta,
y te obliga a moverte.

No sin dolor.
No sin pecado.

Y cuando preguntes hacia arriba
sin esperar encontrar respuesta
después del dolor y ya en el pecado si la luz
por la que te moviste durará
al menos un segundo
para poder decir
que valió la pena.

Desde arriba susurraré:

no.


15.7.14

Crisoelefantina

- ¿Me quieres? dijo Eva.
- Te amo, dijo Zeus.
- Pues si me quieres de veras véase aquí mismo, en esta meseta desierta. Alza un templo aquí, así todos sabrán es el lugar donde Eva y Zeus paseaban. Que sus muros sean de mármol, para que todos sepan cuán blanca era mi piel. Y diez piras de oro macizo en la puerta serán testigo del granizo dorado de mi melena. Rodealo después de bellos lagos con esbeltos cisnes para que todos vean en ellos el azul de mis ojos.

Y Zeus se levantó e hizo salir del suelo millones de espigas doradas brillantes al sol. Entonces, adelantado a sus palabras, le dijo él:

- No hay en la vista de un mortal poder suficiente para sugerir lo que siento por tí, si es lo que pretendes que represente. Así que he decidido que todo el que pase por esta meseta se verá irremediablemente perdido en el tacto de las espigas suaves. Porque contigo recuerdo que al pasear te dejabas acariciar el interior del brazo, la zona más suave de toda la creación.

>> Y aunque no hace justicia ni mención, tu corazón vivirá siempre aquí. NI fuego ni hoz alguna tocará jamás este templo natural a tu persona. Y cuando el dios que te guarda en ese paraíso sepa, no le hará falta comprobar nada para tenderte una trampa, tal es tu maldición. Sometiendo corazones bajo el calor del sol te ganaste custodios y celos, luego tu dios se encargará de que lo sientas igual. Y su semblante repetido pero caduco y suspiro, el hombre que por nombre lleva Adán llegará y hará miel de tu carne y éter de tus labios.

>> Pero oye ahora mi bendición, tus hijos y los hijos de tus hijos comerán de mi perdón en un mundo de ceniza. En sus manos de ébano y tiza, el grano, quizás sea pan en boca torrija, sea paz entre armas cobrizas, sea aroma dulce, dorado y musical. Mi amor al tacto de Eva la femme fatale primigenia de una estirpe indómita, condenada a dudar de todo, a ver las cosas de otro modo y aún así a volver a dudar.