24.10.14

Dos Chemtrails

Vamos como dos chemtrails
tizando el cielo azul.
Pintando de blanco la pulcritud
vamos

rizando el rizo en línea recta,
cuando dos veces más
es menos.

Arriba es abajo
y las macroestructuras del universo
repiten la forma de la microestructuras
que las componen.

Y las moléculas de los aviones
se funden con la vida, ajenos a nosotros
en nuestro vuelo
sin saber que están haciendo un daño irreparable.

Pero ¿Qué sabe el plomo del aire?
¿Qué sabe nadie?
Niño plomo de pataletas y rebujinas
ante las que nadie mira.
Pero yo lo entiendo porque sale de mí
porque yo lo he pario,
porque mi niño nama quiere ser oxígeno
y saber dar vida a las cosas.

Pero hasta los metales tienen barrios ricos,
y hasta esos ricos lloran
cuando el plomo
 corto de miras y largo de horas
asfixia a la vida solo por querer
enguruñarse con ella.

Y nosotros en las estrellas
con trayectorias perpendiculares
con una sola oportunidad de bailar.

Y allá van.
Los hijos la tinta
de aquella línea recta de amor
que te regalé cuando te vi.
Porque el más intenso de los amores
no deja huella
salvo la devastación lenta y dolorosa
de allí por donde pasamos
en nuestra salvaje carrera
por vernos por primera y última vez.

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