21.6.15

De mis comas, mis biblias


A veces casi siempre,
me dejo dominar por todo tipo de voces,
tipos de hombres diferentes a mí.

 ¡Ay de tí, de tu atolondrada oreja!
que con recatada pleitesía respeta la presencia
del fonema.

Del verbo en la carne de aire.

Me dijeron
¿Y si a los animales no les hace falta hablar?
¿Y si somos animales atrofiados, atrapados
en un hermosa torre de Babel?

De seguro nos mirarían impávidos,
comprensivos, compadecidos del pequeño tótem
que tenemos dentro,
alrededor del cual no bailamos.

Bailamos la lengua y las manos.
Viento soprano.
¿Qué es la música sino la máxima expresión
de lo inexpresado?
Torpe acercamiento, pensarán los perros.
Pues ya conocen todas las melodías del mundo
y más.

Por eso observo.
Y cuando hablo todo carece de sentido.
Es mi batalla contra la lengua, contra el lenguaje.
Músculo y disciplina, la lengua y el lenguaje.

En lo dicho, cadenas.
En lo callado, victoria.

De mis comas, mis biblias,
mis penas, mis glorias.

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