Qué curioso,
el cambio en el camino
de la tela a la arena besada por Dios.
Más bien parece
que el calor activa todo el cuerpo
por reflexológicos motivos.
Reflejos lógicos de lo despavorido.
Y avanzamos como judíos
durante 40 años,
a través del desierto,
buscando lo prometido.
El agua, el respiro,
quedan lejos. Y del dolor
tuvimos que hacer paciencia.
Pero tras el fuego,
más escollos para saldar la deuda.
Piedras como carbones, la barbacoa.
Y tras las piedras la vida nueva.
Y es entonces cuando entiendes
que la vida te ha preparado para ese momento
te ha sometido a su calor,
te ha introducido en su rebaño,
ha tomado tu voluntad
hasta el punto de aborrecer ser, estar y parecer…
pero ahora eres más que nunca,
más que nadie, y sin necesitar parecer.
estás.
Aprendes que estás más que todas las piedras,
que todos los mundos y todos los dioses.
Asimilas tu lugar en el compendio cósmico
y te vuelves ajeno, externo a la materia.
Muerto tu cuerpo,
tu alma llega por fin al beso de la vida,
la misma espuma que vio nacer a Afrodita,
y el tacto hormiguea piernas arriba
buscando tu corazón,
esponja vacía.
el cambio en el camino
de la tela a la arena besada por Dios.
Más bien parece
que el calor activa todo el cuerpo
por reflexológicos motivos.
Reflejos lógicos de lo despavorido.
Y avanzamos como judíos
durante 40 años,
a través del desierto,
buscando lo prometido.
El agua, el respiro,
quedan lejos. Y del dolor
tuvimos que hacer paciencia.
Pero tras el fuego,
más escollos para saldar la deuda.
Piedras como carbones, la barbacoa.
Y tras las piedras la vida nueva.
Y es entonces cuando entiendes
que la vida te ha preparado para ese momento
te ha sometido a su calor,
te ha introducido en su rebaño,
ha tomado tu voluntad
hasta el punto de aborrecer ser, estar y parecer…
pero ahora eres más que nunca,
más que nadie, y sin necesitar parecer.
estás.
Aprendes que estás más que todas las piedras,
que todos los mundos y todos los dioses.
Asimilas tu lugar en el compendio cósmico
y te vuelves ajeno, externo a la materia.
Muerto tu cuerpo,
tu alma llega por fin al beso de la vida,
la misma espuma que vio nacer a Afrodita,
y el tacto hormiguea piernas arriba
buscando tu corazón,
esponja vacía.
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