3.2.15

Un planeta enfrente del mar


El promontorio de césped y palmeras
se yergue majestuoso sobre la arena
de enero.

La Misericordia respira un aire gélido,
carente de palabras. Hoy no se deja traducir.

Yo aquí, sentado entre un sol de justicia
y un frío de castigo disueltos en el café de un domingo
por la mañana.

La mar tiene ganas, como siempre,
¡qué le gusta que me meta en ella!
y cómo sabe hacerme ojitos.

Y detrás, la barrera, la linde
entre mi monte y la ciudad barriera.

Arme ojitos,
que me quedo ara mismo en pelotas
y veremos a ver si la carne flota
cuando me meta despacito

Shhhhhh.

Buceando,
construyendo castillos en el fondo.
Y palabras evolucionadas a diptongos
como el canto de las ballenas.

¡Ay! que pena más grande.
¿Pena de qué? - pregunta.

De que me falte el aire.

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