22.8.14

Vino dulce, galletas saladas



Tomad y comed todos de él,
porque esta es la carne de mi carne,
la carne del mar y de la tierra,
la canción perfecta
el último baile.

Tomad y bebed y beberéis aire,
la sangre de mi sangre,
en venas bodegas,
la noche en vela, sin hambre.

Piel morena de pan suave
como seca al sol de la vendetta.
la malagueta cubre su siesta
de sal en grano de puño.

Sagrado grano de sabor puro,
níveo abrazo de Neptuno,
tú que nos viniste a catalizar
¿dónde estás ahora?
Tal vez en el agua traidora
la que nos flota, la que nos sazona,
la que nos tuesta, la que nos engancha.

El ser de mi sangre,
desplegado en líquido, el estado material divino.

Y yo soy Dios porque soy agua,
y cuando muera me derramaré
para estar en todas partes.

Comer de la tierra, beberte su sangre.
Vinimos, vimos y bebimos de la sangre de los hijos
dormidos en racimos.
Ay que pena de vino.
¿Qué dios no tramaría maldición
sobre semejante néctar de muerte?

¿Cómo no vamos a beber pa ver?

Con los ojos prestados y el corazón firme,
animales libres solo superiores
matar y comer y sumar y seguir
y aplastar la ortiga,
y plantar las flores.

Nosotros
errados constructores de un mundo perfecto
¿como no vamos a profanar el templo de la vida?

Esta noche, la sangre de la tierra grita
desde mi vaso
¿por qué me haces esto?

Y yo endemoniao,
le detesto.

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