12.1.11

Está ahí

Sólo hace diez minutos que te has a acostado y una quietud se adueña de la tu casa. En la oscuridad de tus cavilaciones hay fantasmas que bailan y tiene formas de perchas de armario. Hay ruidos, ruidos que no son los de tu familia durmiendo, crujidos... que atribuyes a la puerta, chasquidos... que sólo pueden ser de la nevera, un movimiento de una puerta mal cerrada que se mueve con la corriente. Pero justo diez minutos después de todo eso empieza el verdadero baile.

Silencio total, un silencio antinatural en que no se oye ni un coche. Te esfuerzas para encontrar el ruido de algo que suene a lo lejos porque, aquí dentro, en tu pequeña habitación, un grito afónico suena tan fuerte que no te deja respirar. Y entonces sientes miedo, miedo por todos lados, y en la oscuridad empiezas a distinguir cada vez más que formas que cuando apagaste la lampara después de leer. Pero no son cosas normales, abominables construcciones parecen tan vivas como quietas, todas hechas con tus cosas, con tus folios, tus botellas y tus lapiceros. Todos quietos pero vivos, esperando el momento oportuno para matarte.

El tercer paso, tu cerebro reacciona negando todo lo ilógico de este nuevo universo y los monstruos hechos de tus cosas se descomponen y vuelven a tener la misma apariencia que antes. Pero el tercer paso es el peor de todos, porque confiado de la victoria sobre tus miedos, el pavor se manifiesta de la peor forma posible, la parte más expresiva de todos los cuerpos humanos y no humanos, los ojos. Porque es justo cuando estás a punto de dormirte cuando vez dos punto luminosos sobre el mueble del fondo. Te frotas los ojos, pero ahí siguen, como ojos en la oscuridad, escrutándote entre las tinieblas. Miras para otro lado durante un minuto que parece que son 5, pero no se han movido de sitio. No pestañean. No paran de mirarte. A estas alturas seguro que saben que los has visto y necesitan actuar. Entonces, sin explicación aparente se desvanecen por una milésima de segundo y aparecen de nuevo. Eso se llama pestañear. El pavor se apodera de tu cuerpo desearías salir de ahí si no te diera tanto miedo mover siquiera un solo músculo, el miedo a comprobar que no era imaginario. Te vienen a la cabeza imágenes de locos fugados, de pervertidos, de acosadores y de asesinos. Cualquiera podría estar en tu cuarto. Podría haber abierto la puerta y tú habrías confundido el sonido con uno de los crujidos de la noche, y ahora estar ahí, mirándote, casi al descubierto.

Es peligroso dormirse por la noche mirando una puerta abierta a la oscuridad.

5 comentarios:

  1. la sensacion mejor descrita es la de cuando necesitas escuchar algo para llenar el silencio!
    es genial! :D miedo!

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  2. Mi infancia se ha visto identificada con este texto =) Yo también vi esos ojos rojos mirándome...eran los pilotos de la tele :P

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  3. tras una peli de zombies, acostarse con la casa vacía no mola xDD

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  4. Me alegro mucho de haber leído este texto a las 12:30 de la mañana, transmite demasiado bien...
    A veces me toca trabajar de madrugada en un edificio público completamente desierto. Parece chulo, pero no mola. Ya se describe muy bien en el texto... Si hubiera leído esto en una de esas madrugadas... muy probablemente hubiera tenido que preguntar: "¿Quién anda ahí?

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