Nadie sabe mejor que tú lo que te apetece soltarte ese bonito pelo y descubrir hasta dónde se puede profundizar en la cueva del pecado. Oh, sí. Desinhibirse por completo de toda responsabilidad o posibles problemas futuros, fruto de una noche de algo que jamás has saboreado y que tus labios están deseosos de probar. Si tu mirada me dice "cómeme" tu pecho exhala "te comía".
He aquí la decisión dramática, ¿te atreverás a salir de tu castillo perfecto de suaves colchas estampadas para ser la cazadora que siempre has deseado o te quedarás junto a la chimenea pensando que tu rutina es lo que realmente deseas pero no sabes apreciarlo?
La elección ya está hecha, y no es tuya, tu instinto intentará moverte y tu razón atarte a la silla.
Es una lucha que estoy deseando ver cómo acaba, aunque quizá esta presa se marche antes de que sepamos la respuesta.
Ahí si entras tú. Y yo, obviamente.
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