Es la esperanza lo que me mantiene a flote. Agarrado a esta pequeña tabla voy nadando por un mar de sinsentidos, ideas cruzadas y sueños naufragados en el que cada vez que pienso en soltarme me parece ver su rostro entre la niebla.
No sé cuánto más he de nadar, no sé si aguantaré hasta encontrar a ese fantasma o me ahogaré antes de llegar, pero no me puedo dejar atrapar por las sirenas. Busco su olor en otros cabellos, su tacto en otra piel, su calor en otra cama, pero lo más que logro encontrar es ceniza, lágrimas y sudor. Buscaré su sexo en mares de coños y su ser, especial en este mundo de clones que se sienten inigualables, me acompañará mientras escriba, impregnando el humo, el whisky, la tinta y el papel.
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