17.1.13

La sonrisa del piano



Ella esperaba en los acantilados con la mirada fija en el mar, sabe que las olas van y vuelven pero que siempre quedan las piedras y la sal.
 
Y piensa: con piedras se destruye y construye el más alto santuario, pero, al igual que con las palabras, depende de quien las sostenga. 
Y pregunta: ¿Por qué las personas destruyen cosas?.
Y responde: tal vez sea necesaria una explosión para dar paso a la vida, ¿no es eso lo que nos enseñó el Big Bang?.

Ella no quiere destruir, le gustan las cosas como son, le gusta jugar a imaginar que el mundo es suyo, enredarse en las telas a esperas de que venga una araña y tener así con quien hablar... 
Las arañas tienen otros intereses y la conversación casi siempre acaba mal, pero le da igual. 
La tensión en las cuerdas de las segundas menores y el suspense se apoderan de su cuerpo, ¿y qué? Si a ella le gusta la belleza de lo inusual.
La caricia de la música en su mejilla, el ronroneo en su garganta al suspirar, una mirada indiferente y el sentimiento de soledad, todo se puede tocar. 
El mundo se fundía con sus pasos y se quedaba ciego ante la penumbra, las teclas resbalaban por sus dedos como el agua se desliza en las ventanas de los edificios. 
Y dice: no es que los rascacielos no lloren, es que sus lágrimas tardan más en caer.

1 comentario:

  1. Dicen que solo se crece como persona, leyendo y viajando.
    Tal vez alguien, podria decir, como puedes hundirte y asi descubrir, que nuevas cosas, increibles,puedes encontrar
    Ahí abajo!!
    Merece la pena bajar si sabes subir

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