Degollaré
a tu poesía erótica
y mientras su cuerpo sensual y sinuoso
yace
sobre la mesa de la cocina
le
preguntaré con educación si el resto
de
mierda que queda en su plato se la va a comer.
Violare
todas esas fantasías que soñabas de pequeña
y después
me limpiaré lo que salpique con tu literatura.
Le
demostraré a esa Venus que cortejas con asiduidad
escupiéndole
en la boca que todavía eres menor de edad.
Le
quitaré esa inocencia de guarra de instituto
y le
obligaré a confesar a sus amiguitas que mintió
cuando
les contó que se la follaron por el culo.
La
desnudaré enfrente de todos mientras nos reímos alrededor
lamiéndola
por fuera y penetrando tu interior.
Partiré
labios mordidos, arrancaré tatuajes y anillos,
desgarraré
ese maquillaje de puta y esa cansina provocación
la ahogaré en la suciedad de mi lengua y mi olor
mientras mis líneas tornan en abuso las
caricias de tus versos.
Cuando
abandones esa imagen de maestra exigente
que la come con pulcritud y te duelan las piernas,
al
final, te recordaré que después de follar entre letras
tendrás
que aguantar a los hijos bastardos que has engendrado
y sufrirás al recordar la cara del que te
desvirgó el erotismo.
Fue
con tinta, fui yo mismo.
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