Luché contigo,
sé de qué estás hecho,
te abrí en canal,
te colgué por los pies del techo.
Examiné tu mandíbula,
eras más zorro que conejo,
tiré a la basura
tu cerebro.
Te saqué los ojos,
busqué tu alma en su reflejo,
y llené de canicas las cuencas
para ganar el juego.
Inflé tus pulmones con helio
para que, al menos,
una parte de ti llegase lejos.
Me hice un vestido con tus tripas
para que me abrigases de nuevo.
Te compuse canciones
usando tus costillas
como instrumento.
Corté tus manos
y con sus sombras en la pared
te conté tus cuentos.
Me puse tu corazón
y guardé el mío en una cajita
junto con tu polla,
créeme que me importa poco
si te lo follas.
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