7.9.09

estéril (historia de una violación)

La joven permanecía a la espera de que le dieran paso a la sala de entrevistas. El lugar erra húmedo. Las paredes no estaban pintadas, eran de hormigon. Unos tubos florescentes de luz blanca iluminaban la recepción de unas oficinas que tenían mas de bunker que de oficinas. Estaba sentada en unas sillas incómodas de color verde estéril, sin brillo ni mate, estéril como el olor, como el tacto de las paredes, como el suelo de metal brillante. Puto arte moderno.
Sentada frente a la puerta puedo ver como "la" figura, pequeña y masbestida le sonreía y la invitaba a pasar. Era el japonés más feo de todo Japón. Al principio tubo una sensación, una corazonada, un pálpito igual de estéril que todo aquello, que todo ese mundo.
Le correspondió la sonrisa conteniendo la bilis que escalaba por su esófago y se sentó delante de un escritorio blanco, blanco estéril. Saben ese tipo de blanco que hay en mesas de médicos, en mesas interrogatorias de las comisarias americanas de las películas? pues aso así, quizás más estéril. La puta mesa no tenís nada encima, ´solo una cámara de video. La habitación estaba decorada por un helecho plástico dominuto en una esquina.
La conversación giró en torno a su experiencia, le sobraban títulos y le faltaba experiencia laboral: se acabó lo que se daba. Era una novata, era la nueva, una principiante, la última mierda de la pirámide de la selva, la que se comen las mocas, y en la punta de lanza estaba "la" figura, tan pequeña y pocacosa, sus dientes parecían los de un tiburón.
Siguieron hablando de cómo podría incorporarse y en medio de la conversación le pregunto que si podía encender la cámara. Las cosas que se pasaban por la mente de la joven eran del estilo de un enano con cara de tiburón frotando su pequeño pene con la punta de los dedos de lo pequeño que era. Y digo la mitad, porque la otra mitad "la" figura avanzó terreno y le dijo que extraoficialmente que su talla de sujetador le valían más que su curso sobre materiales reciclables, que sus dos colas de colegiala más que su doble diplomatura en derecho y comercio, y que su raja del culo más que todo ese montón de celulosa que habia sobre su mesa, que era más apropiado un CD en los tiempos en los que estamos, en el que bien podria incluir fotos en buenas posiciones, eso le facilitaria la entrada en alguna empresa.
La joven no sabia que decir. "La" figura le dijo que se desnudara, que intentaría conseguirle un trabajo de cara al público y que tenía que comprobar su físico. L achiva se negó. Despues de un rato de repetir que en ningun sitio cogían celulosa en japón, la joven aceptó. Ante la asquerosa mirada del tiburón se despojó de si dignidad, giró en ropa interior sobre sí misma como le pidió.
Fue entonces cuando le tendió la mano, su estéril mano, con las uñas mordisqueadas, llenas de venas sin embargo bien cuidadas, las lababa tantas veces al dia que mas que piel tenia tejido plastificado. Le dijo que metiera su mano en sus bragas. La chica rompió a llorar. El tiburón permanecía inamovible co una cara sin sentimientos, yerma, estéril. Ella pensó en cuanta falta le hacía el dinero, así que lo hizo. El tiburón no cambió su cara cuando mesó su ballo púbico, ni cuando le recorrio toda la raja hasta el culo, ni cuando le introdujo el dedo tan fuerte que se le saltaron las lagrimas a la chica. Sacó el dedo y le pidió que lo lamiera.
Le suplicó que no tubiera que hacerlo, pero "la" figura se limitó a mirarla en silencio. Cuando el peso del reloj y la mirada de semejante depredaros acabaron con ella accedió. Y volvió a acceder cuando el le propuso arrancarle la ropa salvajemente y cuando la puso a cuatro patas para follarsela... ni cuando le propuso que se lo tragase. Cuando la estirpe sin esperanza del tiburon estaba en su boca, no puedo soportarlo más, la hiel que le escalaba por el esófago desde que vió al tiburón salió disparada (junto a sus legión de soldaditos blancos) hacia la cara de "la" figura.
Su estéril rostro cobró vida para articular la siguiente frase:
"No da el perfil"

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