12.9.09

Limusina

Decidí hacerle el mejor regalo de cumpleaños.
Un paseo por limusina.
Lo tenia todo planeado, La llevaría al lugar donde de pequeño me solia esconder.
Me encantó ver su mirada reflejada en la ventana. Ese si que fue un regalo.
Pero al fijarme en lo que habia al otro lado del cristal, se me entumeció el corazón:
Extraños del mundo encorbados y enchaquetados, seguros de cual es su rumbo, y el rumbo universal a seguir...
Pero nosotros éramos diferentes.
Nosotros éramos dos buzos sumergidos en ese mar de oficinas y de musica de ascensores.

Sin duda fue el mejor regalo del mundo:
Un paseo submarino en limusina.

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