17.9.09

Otra piedra en el camino hace que el dedo gordo del pie derecho me eche una mirada asesina. Yo le guiño un ojo mientras sonrío y le doy una buena patada a la piedra. Ranas croan, grillos hacen cri-cri, comepiedras voladores suenan como truenos sobre mi cabeza.

La verdad es que en este pequeño mundo surrealista cada día soy más ilógico a la razón y más lógico a mi entender. Si el mundo está loco, ¿qué más da que su locura sea diferente a la mía?

Las verdes gotas me manchan la camisa de azul y los ojos de un celeste como el cielo. La cabeza de una persona es muy extraña, pero nunca imaginé que el corazón lo fuera aún más. Si las manos sirven para tocar, ¿porqué guardarlas en los bolsillos?

Dos lágrimas negras caen por un sentimiento que nunca existió, pero una blanca se esconde en su guarida, pues su pureza se alegra, ha superado una etapa, y se queda, victoriosa, a por la nueva era que viene.

Desde arriba mira, a las pequeñas que caen, a la lluvia sin rumbo, a las pisadas sin retorno.

Una sonrisa con la mirada vale mucho más que con los labios.

Gracias por todo.

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