1.10.09

La batalla por la mayor carcajada

La sonrisa del general Culogordo le pasaba de las orejas y le daba la vuelta a la cabeza, de forma que lascomisuras de los labios se encontraban en la barilla. Se creía invencible en sus pantalos de la talla 308 y sus zapatos rojos de charol del 67. Lo cierto esque realmente imponía, no por nada era el general. Giró sobre sus talones para comunicar al teniente Cuatroojos la señal de ataque. El teniente le miró esperando una palabra. El general, sin perder su sonrisa, le tendió la mano. El teniente la apretó y una descarga eléctrica le recorrió el cuerpo y sin embargo, el lugar de una alarido de dolor, solto una carcajada tan exagerada que la escucharon en otro bando. Entonces los batallones comenzaron a avanzar.

Al frente iban tres escuadrones de infantería ligera. Y cuando digo ligera me refiero a ligera de ropa: 100 payasos por escuadrón, cada uno de ellos como su madre lo trajo al mundo, pintado de blanco y con una diana roja en la barriga. Llebaban fusiles de confeti de un calibre no muy alto. Brincaban y saltaban intentando intimidar al enemigo.

Detras, para proteger, los soldados pesados: payasos con cara de pocos amigos, bestidos de guerra con colores vivos y con espadas, porras y martillos de gomaespuma, y con fusiles de agua con deposito en la espalda y con presión suficiente para derribar un coche

Tras ellos, dos batallones de artificieros: payasos que formaban en fila de a uno con morteros que lantaban peluches que al caer explotaban para llenar de moco verde 3 metros a su alrededor, con cinturones en el pecho lleno de municion y granadas de confeti

La última línea la configuraban tanquestocahuevos, auntentica maquinaria de última generacion: misiles de cosquillas, misiles rellenos de globos... forrados de gomaespuma y con ruedas de plástico blando eran irrompibles con cualquier arma.

La retaguardia estaba integrada por el séquito del general: la élite payasil, cada uno más cómico que el anterior, todos altos cargos: Lord Narigon, el Conde de Barrigagrande, Mister Gatilloflojo y el temido y cómico General Peorrera, legendario en los campos de batalla. Junto a ellos, la artillería pesada: cañones de tierra del máximo calibre y alcance que disparaban millones de naipes trucados por segundo. Con un cañón se podía cubrir un ejército entero, con dos, ocultar la luz del sol.

El otro bando? exanctamente igual de equipado y preparado, si no, que gracia tendría, esto ha salido de mi imaginación...y de pronto, se me ocurre que aparezca un hombre con un fusil kalashnikov... que pasaría?

2 comentarios:

  1. Jejeje, muy bueno...Por cierto ¿Dónde me alisto?

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  2. querid@ amig@... por desgracia solo existe en nuestra iamginación, lo que más se le parece es el paintball y aun asi se parece más a la guerra de verdad

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