27.8.10

Ni hombres ni animales

No podemos resistirnos. Hay algo por ahí que siempre nos devuelve a nuestro estado natural. No somos animales, somos bestias. Negros como debe ser el infierno. Rojos como debe ser el sol que calienta el desierto. Verdes, como debe ser el veneno más tóxico, seguro que lo es, así nos lo han vendido en los dibujos animados, debe ser cierto. No somos la muerte, somos el dolor. Somos la cara oscura de la luna. La hermandad de la negra calavera. Somos, querido lector, tu lado más pervertido y trastornado, la fiera que tienes encerrada desde pequeño.

Pero no puedes compararte con nosotros, porque nosotros no tenemos control. Porque vivimos en cuerpos normales que la mayoría del tiempo no es nuestro, pero que durante minutos salimos a luz. La luz nos quema, por eso sólo queremos destrozar cualquier cosa que suene a puro, que huela a limpio, que sepa bien, queremos destruir las cosas perfectas, queremos devorar en un segundo lo que tú has construido en una vida. Y sonreímos. Nos miramos entre nosotros y sonreímos con la boca llena de sangre que no es nuestra. Sonreímos porque estamos delante de la siguiente presa, querido lector, tú.

No somos humanos, no somos animales, somos tu peor pesadilla, somos tú mismo en un negativo fotográfico. Y te aseguro, querido lector, que si pudieras vernos a todos en acción desde una perspectiva aérea disfrutarías. De la misma forma que disfrutas cuando el mar se come tu castillo de arena. Cuando ves que el agua erosiona la parte superior e inunda la parte interior, y se la come por dentro.

Nosotros, somos tu veneno. La sustancia que no podrías identificar si miraras tu sangre en el microscopio. Si nunca ha sentido este éxtasis de la destrucción imagina que sólo pudieras respirar cada 5 minutos, comer cada dos días, beber cada cinco. Imagina que sólo pudieras mear cada 20 días. Imagínalo. Y digo imagina porque tu mente, querido lector, no está preparada para algo así, como no lo está para una cuarta dimensión, para un color que no venga de la luz solar, para lo que venga después de la muerte, para tu NO existencia. Imagina, querido lector como debe saber esa bocanada de aire cada 5 minutos. El castellano no tiene palabra para describir esa sensación, ni la tendrá, antes de eso nosotros nos comeremos todos los diccionarios.

Todos tenemos veneno, la diferencia está en las dosis, controladas y políticamente correctas, o negativas y destructivas. En español no existe la palabra berseker. La moderación es tu enemigo, querido lector. Dónde está tu reflejo roto en el espejo? Dónde estás, señor del caos? Hay algo dentro de ti que es más nuestro que tuyo…

Y lo queremos

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