25.11.10

La Haya.

"Si tu quieres yo te acompaño"- le dijo él poniendo la mano sobre su cabeza "Que no quiero caminar sin algo tuyo, sin hacernos daño".
Ella no respondió en todas las semanas que le quedaron hasta irse, cada cual por su camino; pero él le estuvo, le está y estará eternamente agradecido.

"Siempre te quedará mi mano para cogerla cuando quieras cosas sencillas" le escribió por mensaje privado al facebook. Pero como siempre, ella nunca le respondió.
Y así se quedo aquella ciudad, aquel país, aquellas sombras y aquellos canales parasiempre en la memoria del chico que se ofreció a acompañar a la chica. Con un viento frío perenne en las calles, que siempre tendrían los ojos verdes y un acento extraño.
Ella nunca entendió por qué él actuaba de aquella manera. Él nunca le explicó que consiguió entender por fin lo que llevaba tiempo buscando: Que podía encontrarse a sí mismo en donde quiera que estuviera.
Y los besos... !Ay, como sabían aquellos besos...!
Aquella ciudad siempre sabría a aquellos besos...

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