19.12.10

Bonitas cortinas y si quereis, bonito estreno

-Bonitas cortinas, le dijo al entrar en la habitación…

Ruperta (como la naranja) estaba sentada en el fondo del salón, meciéndose en su butaca de madera, al ritmo de los golpes que daba en el suelo con su bastón de haya, fruncía el ceño con ánimo de controlar todo cuanto estuviese a su alrededor, sin embargo, era demasiado vieja, no podía hacerlo igual que antes…

-¿Qué tal?, ¿y los niños, por qué no han venido?

-Están en casa de un amigo.

-¿Qué tal fue la boda de tu vecina? Hace tiempo que no la veo…

Ruperta, con los ojos abiertos, escuchaba todo cuanto se decía en la sala, impasible ante las miradas de la gente. A ella le encantaba hablar, dirigir y mandar. Me recordaba a un judío de los que tienen una tienda y siempre se colocan detrás del mostrador con una escopeta para intimidar y asustar a todo el que se le escape de las manos. La vieja era igual, solo que su vara de mando no era una escopeta, sino un bastón, el bastón de su difunto marido.
Pobre Fulgencio, que en paz descanse donde quiera que esté; no sé si en el cielo o el infierno…donde sea estará mejor que al lado de la bernarda de su mujer.
Ruperta seguía escuchando…quería hablar, quería salir de la prisión de la apariencia que siempre había utilizado como escudo ante las críticas de la gente. Siempre había tenido la oportunidad de decir a los suyos que los quería, siempre lo había deseado, pero nunca lo había hecho. El control que había ejercido siempre sobre los demás, la cegaron de la noche a la mañana. Ruperta no podía ver. El poder de controlarse a sí misma subsumió al poder de someter a los demás. Estaba ciega, ciega de verdad.
La línea que separaba su mundo de la realidad exterior era cada vez más fina. Su vida, había estado invadida por sentidos y apariencias. Perdida entre sus creencias, se había abandonado, se había olvidado de sí misma. Lo único que podía hacer era pensar que todo seguía bajo control, que nada escapaba a su radio de acción y que, las cortinas del salón seguían siendo tan bonitas como antes a los ojos de los vecinos.

4 comentarios:

  1. No lo entiendo demasiado bien, pero me gusta el tono. Bienvenida :D

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  2. te apartas de la realidad y creas tu mundo. Y el mundo de esta mujer se basaba en simples apariencias.
    eso es basicamente =) graciass

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  3. Bienvenida!!! Yo sí que lo entendí, a veces es bueno apartarse de la realidad y crear un mundo propio, el problema está cuando perdemos la noción entre aquello que es real y aquello que sólo reside en nuestra cabeza.

    PD: Sólo una cosa... Ruperta no era una calabaza? :P

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  4. Cierto! la naranja era Naranjito, Ruperta es del 1 2 3 jajaja

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