“Se me está haciendo cuesta arriba” se queda corto cuando casi ya estamos caminando por el techo. Aún así siempre intentamos agarrarnos a la incertidumbre y a la duda, resistiéndonos a que la realidad nos consuma.
Hacer preguntas es el atajo que rompe con nuestras inseguridades. Fácil, pero tortuoso, sobre todo cuando tenemos miedo. No miedo a preguntar, sino a conocer la respuesta. Nuestra solución es asegurar nuestra propia inseguridad y dejarnos sucumbir por la ignorancia.
Cualquier persona diría que “preguntando se llega a Roma”, pero son los pequeños detalles, imperceptibles para algunos, los que nos hacen saber lo que estamos buscando, sensaciones que nos acompañan sin conocer de dónde vienen y por qué están aquí, pero nos hacen sentir que algo pasa.
Nuestras inseguridades no vienen de lo que se dice, sino de lo que no se dice. Incontrolable. “Im-preguntable”.
Ser lógico y razonable no tiene sentido, cuando la duda asoma y te vuelve a sorprender ilógica e irrazonablemente desnudo entre las ramas de la consciencia.
Formalmente es casi perfecto, semánticamente es delicioso.
ResponderEliminarwoO! muchisimas gracias! =D
ResponderEliminartotalmente cierto lo del miedo a conocer la respuesta, aunque la mayoría de las veces ya se conoce pero no se asimila =S
ResponderEliminargran texto! =D
oye! muchas gracias! :D
ResponderEliminar