5.11.11

El crimen de lord Arthur Savile - Oscar Wilde

Algunos años después, cuando les nacieron dos preciosos niños, lady Windermere fue a visitarlos a Alton Priory, antigua y encantadora finca, regalo de boda del duque a su hijo; y estando sentada una tarde con Sybil, bajo un tilo, en el jardín, contemplando al niño y a la chiquilla, que jugaban correteando por la rosaleda como dos suaves rayos de sol, asió de pronto las manos de Sybil y dijo:
-¿Eres feliz, Sybil?
-¡Sí, mi querida lady Windermere; soy feliz! ¿Y usted no lo es?
-No tengo tiempo de serlo, Sybil; me encariño siempre con la última persona que me presentan. Pero generarlmente, en cuanto la conozco a fondo, me aburre.

3 comentarios:

  1. La pena es que, generalmente, a todas las personas nos pasa en mayor o menor medida.

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  2. pues si...y si nos pasa a todos, puede que ya nadie quiera conocer a nadie.
    Puede que lo mejor sea no conocer a nadie a fondo, y asi siempre nos quedariamos con lo bonito de cada uno ^^

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  3. La maldición de las personas amables. Genial

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