9.12.11
Mujeres III
Y allí estaba yo, con una botella rota y un corte en el brazo. Y allí estaba ella, con una aguja y cosiéndome la herida porque no puedo ni aparecer por un hospital. Y, con aires de complicidad, ella me dice:
- Es gracioso, la última vez que hice esto fue a mi novio.
- Oh, ¿debo sentirme afortunado entonces?
- Bueno, no descartemos aún posibles futuras relaciones.
- ¿Y las afirmamos?
Con una sonrisa pícara y una mirada insinuante terminó la costura mordiendo el hilo tras hacer el nudo, se levantó y con su característico movimiento de caderas me lanzó un beso y se marchó.
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