18.12.13

Nunca me pertenece


Parece
que nunca me pertenece,
que solo somos la nebulosa de alguien
que nos está imaginando.

Suelo tener un sueño
que se resguarda bajo el edredón,
que en mitad de la noche
saca sus bracitos
y coge frío,
que nunca me obedece
y a veces parece
que está a punto de caerse de la cama.
En mi sueño nadie manda.
Empezando por mí.
Pero siempre espero que enciendan las luces
y empiecen a desalojar la sala
y el sueño abra los ojos
a una realidad de butacas vacías.

Parece que lo más improbable
es la presencia,
el foco encendido sobre nosotros, 
el amor.
Lo común es la mirada 
que rasura el cielo y se pregunta,
¿qué demonios hago recordándote?

Me he cansado de apurar los versos
en cuerpos vacíos de poesía.
Ya no sé dónde buscar
más allá 
de la eternidad momentánea.
Ya no me dan vértigo las alturas,
me da vértigo la profundidad
y la distancia.

En esta caída libre
hacia mí misma,
el tiempo me señala y se ríe
y lo único a lo que me agarro
es a todo eso que todavía no se ha marchado
porque ni siquiera ha llegado a mi vida.

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