Arranco el coche
y vuelvo a casa
buscando alguna canción.
Alguna en la que haya alguien
más torpe.
Más iluso que yo.
El consuelo es de
tontos,
el pasado también.
¿Qué hacemos los que no
tenemos presente?
Los que no somos
protagonistas ni de nuestra desgracia.
Me marcho a casa,
pasando las canciones
que te gustan.
Hincando en el volante
el poco resto de ti que sigue alojado bajo mis uñas.
Mañana empiezo de
nuevo.
Jugaré a ser dios.
El antiguo, el malo, el
vengativo.
El coleccionista de
ojos.
Otras van a sufrir lo
vivido,
lo que has dejado.
Te voy a imitar, para
así, ser mejor que alguien.
Ser mejor que yo.
Más carnívora, menos
rehén.
Más tú, menos yo.
He cambiado la piel,
soy serpiente.
Me encariñé con la
piedra.
Ahora construyo
murallas
y preparo la guerra.
El mundo va a morir
apedreado.
Me quito el cráneo, Anais.
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