Del sitio de detrás de las puertas
nunca te puedes fiar.
Ni de la propias mirillas, de esas,
desconfía más.
Cerrojos contra ganzúas,
luchando en un descompás.
Blindadas contra ladrones,
y ventanas de par en par.
Millones de puertas transportan
a puertas, tras puertas y puertas.
Arcos del fracaso, a mano,
del pomo que les convenga.
De cárcel, casa o muralla.
De confianza o prudencia.
Son frontera a la decencia,
y nunca dicen la verdad.
Y si te entorna la duda
y no sabes donde entrar,
antes de llamar recuerda,
que las puertas más traicioneras,
son las que invitan a entrar.
Finalazo chaval, señor finalazo.
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