7.10.09

Una noche.

Una noche más. Tan oscura como todas, tan iluminada por todo, con sus brisas frías, con sus lenguas de ardiente aliento.

El rozar de las cuerdas, lento, acompañado de una voz, acompasado y fluido. Las notas lo hacen todo más llevadero.

Sientes como el aire te habla, oyes a la tierra gritar y al cielo gemir. Su llanto te hace temblar y te cala hasta los huesos. Lágrimas de vida, dicen muchos.

Una gota de ese elixir crea una sonrisa y deja una línea más clara en el rostro de alguien.

Desde el tejado se está más cerca. Extender el brazo no es suficiente. Tumbarse y relajarse bajo el manto de agua es innecesario. Mirar al cielo a los ojos es embaucador.

Las cosas extrañas no existen, las normales son extrañas, lo que existe no se aprecia, lo que se aprecia, extrañamente, nunca es normal, y siempre de dudosa existencia.

1 comentario:

  1. el ultimo parrafo es.... es..... Un orgasmo mental, pero de los que hacen que te marees si te pones de pie..

    Tienes una sensibilidad preciosa

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