16.10.10

Shining

Lo de todos los años. Esa triste y rutinaria reunión anual que todos señalaban en el calendario del año nuevo la misma noche de noche vieja, que todos aguardaban, que todos temían, que todos odiaban. No así parecía que fuera para la única figura que no había abierto la boca, el último hermano (no de la noche claro). Muy distinto a todos los demás. Ciertamente, si Doña Antonia se creía por encima de los demás, Ernesto se creía supremo. Miraba con desaprobación a Ángela, casi con miedo a Antonia y prácticamente con asco a Rosendo. La una militar, la otra pueblerina, y el último un pintas sin remedio... Hizo como que se limpiaba el polvo de su traje gris con rayas beige y se aclaró la garganta. Los tres hermanos se giraron hacia él sorprendidos de que pudiera hablar.
"¿Queréis saber cómo es el mundo? Yo os diré cómo es, porque me lo he metido en el cuerpo casi de todas las formas posibles"


Shinig, por Ernesto

El problema del mundo es que se vende como un buen lugar, un lugar justo. Se vende como una oportunidad para seres con una esperanza de vida de 70 (en el primer mundo). No está mal para la mayoría de la gente, pero los que sabemos cómo es el mundo de verdad lo vivimos de otra forma. Vivimos criticados y admirados, envidiados. Tachados de superficiales, de insensibles, de ambiciosos. No somos la piel de la baca, somos el cuero, y su carne sólo nos da para una comida, los restos que se lo coman los gusanos. Somos leones, depredadores de primera, elegantes y poderosos, somo el puto vértice de la pirámide. Somos la tendencia, la moda, la publicidad, el arte, el sexo, la apariencia... nunca piel, sólo cuero.

Diseñadores, ejecutivos, millonarios, magnates del petróleo, mafia rusa, putas de lujo, modelos de anuncios de perfume, la prensa rosa, familias reales, cantantes, actores. Somos lo que queréis ser. Somos vuestra meta en la vida. Todos queréis nuestra ropa y nuestro corte de pelo. Queréis a nuestras mujeres y maridos, queréis ir a nuestras fiestas, queréis nuestros coches, hasta queréis nuestros perfumes cuando nosotros no usaríamos una mierda de 40 euros aunque llevara nuestro nombre, hasta Cristo sabe que una gota de nuestro perfume es una nómina vuestra.

Futbolistas, pilotos, directores de orquesta, dueños de marcas de coches, vendedores de diamantes, traficantes de coca. Amados, pero envidiados. Para vosotros somos lo peor, decís que es más feliz el que no necesita lujos, una idea sacada al mercado por los publicistas, por gente de los nuestros. Imagináis que ni el sexo nos sacia, ni el caviar, ni el Château Pétrus. Decís que dormimos con estrellas de cine y conducimos Ferraris, que la prensa no nos deja vivir, que tenemos cientos de compromisos a los que asistir, que el protocolo nos agobia.

Sólo os diré una cosa, lo que diferencia la piel de vaca del cuero es precisamente el darse cuenta de las cosas, de que no sabéis aceptar vuestro destino. Lo cierto es que necesitamos y disfrutamos de nuestros lujos, y nunca nos aburrimos, para eso salen cosas nuevas cada 2 semanas que pagamos de forma desprendida y gustosa. El sexo nos llena, porque ni nunca son las mismas mujeres, ni nunca es la misma cama, el caviar no es el único manjar, tenemos marisco, jamón ibérico y otras cada vez que lo pidamos, el Château Pétrus nos encanta, pero la gente como vosotros no sabéis que ni siquiera nosotros podemos tomarlo a diario, eso lo hace más especial. Conducimos Ferraris, tambien Lamborgini, Lexus, Mercedes y Ashton Martin. La prensa nos regala el oído y nos llenamos los bolsillos con ella, los compromisos que creéis forzados sólo lo son hasta que las cámaras de las revistas del corazón paran de echar fotos, luego es una fiesta de ensueño, y el protocolo es un pequeño precio a pagar a ratos a cambio de una vida de lujo y realeza.

Lo que nos diferencia de vosotros, en verdad, es que si estuviéramos en vuestro lugar, nos daríamos cuenta de que todas esas cosas malas que creéis sobre nuestras vidas, las decimos nosotros mismos, para justificar nuestro estatus, para solidarizarnos, para donaros un poco de nuestro tiempo y sobre todo para mantenernos deseados. Porque si vosotros os dierais cuenta de que vivimos entre algodones y vosotros entre pulgas, no ganaríamos tanto dinero, no habría más fiestas, flashes ni Ferraris, adiós a la ostras y al champagne.

Adiós a la piel de vaca y al cuero.

2 comentarios:

  1. Pero realmente no habla de cómo es el mundo :S

    está bien, pero me sigue gustando mucho más el de rosendo

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