12.12.10

Oración prohibida

Chupito. Pequeño amigo tan fuerte como fiel. Responsable de mis actos, lo necesito. Yo solo quiero beberte, sólo quiero embriagarme a tu costa y, dicho sea de paso, a tu precio. La puta más barata de todas, el polvo más certero de todos. Chupito, el mejor amigo del hombre y mejor enemigo de la humanidad, tú que nos haces vibrar, que nos haces bailar, que nos haces decir cosas que no diríamos sin tí. Oh chupito, señor de ambigüedades. Yo solo quiero que se me sequen las entrañas y el corazón, que se me compriman los adentros en forma de patada, yo solo persigo el castigo y el premio, el vómito en forma de redención. Sacrosanto inspirador de poetas y asesinos, prohibido, mal visto, delednable, infame, exquisito. Selecto, sibarita. Ron, whiskey, vodka. Oh chupito de absenta, oh combo con tabasco, preséntate en tu forma de tequila con limón y sal y dale sabor a la noche que ya doy por perdida, mata mis recuerdos, haz de esta noche un paréntesis más en una vida que no ha de ser recordada en su conjunto, como tantas otras. El error que siempre quise cometer. La religión secreta de las capillas nocturnas en bares de mala muerte. El despojo de la lógica. El beber por beber. El culto a la destrucción, al caos. La experiencia más cercana a la muerte.

Oh amigo de todos, maldícenos, otra noche más, porque volveremos a pecar y bendícenos, otra vez más, y que tu manto de amnesia caiga sobre nosotros al día siguiente para que nos levantemos de la tumba del sueño y no recordemos las atrocidades cometidas, y busquemos mañana en tus brazos, otra vez, el beso de la sequía. Y que no nos quede más recuerdo que tu sabor, el recuerdo del beso más increíble de toda nuestra vida.

Amén

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