Deja de hablarme de Miró. Para. Estoy hasta el cipote de ti. Deja de parlotear sobre Picasso, Renoir, Rodin, Velázquez, T.S.Elliot y todos los artistas muertos. Deja de comentarme lo buenos que eran mientras buscas más información en la Wikipedia con tu Iphone. Cierra esa bocaza por la que no salen más que palabras con un significado que jamás sentirás. Cósete los labios y ahorra energías para cuando tengas que zumbarte a la erasmus de turno. 

Todos sabemos lo grandiosos que eran Mozart, Chaikovski y Vivaldi. Todos sabemos que tus padres te metieron en el conservatorio de piano a los seis años. Todos sabemos de tu increíble memoria en la que almacenas decenas, cientos y miles de páginas sobre historia del arte. Todos conocemos de tu intelecto, de tu buen saber, de tu especialidad. Todos la aborrecemos. 

Tú, que paseas por los pasillos del Thyssen como si fueras el guía. Tú, que conoces a la perfección cómo pensaban Hemingway, Dalí o Chopin. Tú, que dices NO a una cerveza y le reprochas al camarero que tu vino tinto no se descorcha así. Tú, eres la mierda más grande y líquida que el grandioso y peludo culo de TU DIOS ha puesto en la tierra, así que deja de echar pestes a mi lado y búscate otro asiento, que yo quiero beber sin levantar el meñique, que quiero pintar y llenarme las manos de carboncillo y ensuciar el dibujo sin darme cuenta, que quiero soltar lo que tengo dentro, que me apetece descubrir lo que TÚ ya sabes, listillo de los cojones.