Me voy de mí.

Me voy de mí
camino hacia el todo,
me voy de mi nombre,
de mi historia,
de la piel que tiembla.
Quiero irme de un yo
sin un contigo.
Me voy
para poder acercarme.
Reviso los daños, palpo su cuerpo,
le toco el sexo al poema.
Soy una palabra más
en el interior del verso. 
Me voy de mí
camino hacia el todo.
Me voy
para poder acercarme.
Le toco el sexo al poema.
Soy una palabra más
en el interior del verso. 
Me voy
con el labio partido de tu beso,
con la feroz imagen que arrojas en mí.
Me voy esperando
que en el camino
irrumpa la belleza.
Me voy de mí.
Me voy 
para poder acercarme.
Y la culpa de que quiera irme
es del amor.
El amor por vivir,
ese amor.
Tendré que sortear
con destreza
las balas
y, casi rozándolas,
seguir imaginando el amor,
inventar el amor,
creer en el exceso
del amor más atroz,
hacer del corazón
un campo de batalla.
Tendré que dejar que me ataquen
y me despedacen,
tendré que dejar
que el relámpago me alcance,
tendré que dejar
que alguien me nombre
desde dentro,
que alguien de fe
de mi existencia
y comenzar entonces a saber
que estoy aquí,
al igual que la voz
solo existe
cuando hay alguien que la escucha.