19.4.14

La imagen se repite constantemente



No quedan voces,
sólo un maullido
que nace entre los escombros.

La niña, 
en la habitación a oscuras,
abre sus manos diminutas
aguardando el milagro.

El agua cae en la ducha.
Cada gota
supone un segundo más.
El tiempo no deja de enseñar 
sus colmillos.

Las armas reposan
a los pies de la cama.
Pero no, 
no tiene el valor suficiente.
Las armas no son para los valientes,
son para los que tienen miedo.

La imagen se repite constantemente:

Volver al kilómetro cero
con otro tú distinto,
volver sin saber
cómo nombrarlo,
con un verbo virgen
en los bolsillos.

Volver 
a convertirme en ausencia,
volver a matar con palabras
cada uno de los monstruos
que hay debajo de la cama.
Volver a dejar que los perros
ladren en mi piel
cada madrugada.
Volver a latir bajito,
aunque no se oiga,
aunque ya nada signifique nada.
Volver a acumular
en un paraguas
arena de playa.

Sé que después de esto
nadie encontrará en mí el regreso.
Se convertirá mi cuerpo
en el mapa de la despedida.

Sé que después de esto
la imagen volverá a cobrar vida:

La mano que se suelta
de otra mano.

El punto de luz
vibrando
en la distancia.

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