Ahora que los pájaros vuelan a ras de mis tobillos
y yo no dejo de mirar al cielo,
entiendo dónde estoy.
Cada uno de los trazos de estas letras
intenta elevarme.
Persigo el botón que lo accione todo,
que le dé comienzo a todo,
y lance lejos todo lo que ha sido,
lo persigo,
sabiendo que quizás lo tengo dentro
y no lo encuentro.
Quiero llegar al otro lado.
Quiero saber qué hay ahí,
me quiero a mí,
porque ahora, toda esta acumulación de pálpitos vitales,
no soy yo,
este es, únicamente, el vómito de mi sombra.
Alguien al otro lado
me mira con mis ojos
y no me reconoce.
Alguien al otro lado,
desde mi cuerpo,
grita mi nombre.
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